Es la última noche de verano del ’62. Un grupo de jóvenes celebran su despedida en las calzadas de Modesto, California. Al día siguiente, todos tomarán rumbos distintos, nuevos, que les alejarán del deambular callejero de su ciudad natal. Tras esa noche, el adolescente fanfarroneo automovilístico y el incesante hilo musical (icónico trabajo de compilación, que recoge clásicos de los años 50 y 60 – desde Chuck Berry hasta The Beach Boys) quedarán atrás. Unos jovencísimos Richard Dreyfuss y Ron Howard protagonizan el segundo largometraje del cineasta norteamericano George Lucas, que tras su debut con THX 1138 volvería a contar con el apoyo de su amigo Francis Ford Coppola, y su productora American Zoetrope. Lucas filma su Modesto natal, a lo largo de cuyas calles sus protagonistas se pierden y vuelven a encontrar en el transcurso de su último instante de irreverente libertad. En la película, que es considerada un clásico del coming-on-age, un aún desconocido Harrison Ford debutaba en un secundario papel con el mismo director que, 4 años después, le lanzaría al estrellato con “La guerra de las galaxias”. Júlia Gaitano

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