El autoestopista (The Hitch-Hiker) es una película extraña, visualmente repleta de hallazgos y arriesgada en su planteamiento. Puede que fuera una de las primeras veces en las que en una película de género negro emergiera la figura del psicópata con un papel tan protagonista, en este caso en la figura de un violento autoestopista que persigue a los dos protagonistas. El film lleva la firma de Ida Lupino, que primero fue estrella de Hollywood delante de las cámaras y luego decidió situarse detrás y fundar junto a su marido una productora (Fimways), con la que comenzó a sacar adelante proyectos de bajo presupuesto. Con El autoestopista, la directora (“la Don Siegel de los pobres”, como a ella le gustaba definirse) consiguió su mejor película, y un ejemplo de cómo el bajo presupuesto se puede compensar con el talento a la hora de contar una historia. Fernando Bernal