Si aceptamos que, hoy en día, los territorios de lo corpóreo y lo virtual se solapan continuamente, entonces Blackhat podría ser todo un emblema fílmico de nuestro tiempo: un thriller dirigido por el maestro hollywoodiense del cine digital (Michael Mann) y ambientado en el deslocalizado universo del cibercrimen, aquel que retrató Olivier Assayas en la magistral Demonlover. La propuesta de Mann –estimulante como siempre– pasa por convertir la pantalla en un laboratorio de estampas granuladas y expresivos primeros planos, imágenes con las que el autor de Heat y Enemigos públicos defiende que aún es posible hablar del bien y el mal en un mundo dominado por intereses ocultos y fantasmas amorales. MY

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