Carlota Moseguí

La única película de competición oficial que, por ahora, ha decepcionado considerablemente a gran parte de la crítica y prensa desplazada a Locarno ha sido No Home Movie, el documental de Chantal Akerman. El nuevo ensayo contemplativo de la cineasta belga es una carta de amor y despedida a su madre, fallecida en abril de 2014 a la edad de ochenta y seis años. La autora de La folie Almayer filma a Nelly Akerman en un único espacio –su apartamento en Bruselas– y elabora un reportaje íntimo sobre el recuerdo dejado por un ser querido a partir de imágenes que hacen patente la enfermedad terminal de la anciana. Además, la película expresa la estima que Akerman todavía conserva por ese espacio desaparecido que simulaba el nido materno.

Esta oda a la memoria no ha convencido del todo a los fieles seguidores de la autora de Toute une nuit, acostumbrados a otro tipo de imágenes y diálogos más poéticos, reflexivos o metafóricos. Como ha señalado la realizadora en la conferencia de prensa de esta mañana: No Home Movie es su película más personal, puesto que nunca había desarrollado un documental sobre la pérdida desde una perspectiva tan cercana. Akerman ha añadido que, tras el fallecimiento de su madre, su cine se encuentra en un momento de inflexión; quizás, en un punto no retorno. En este sentido, la subjetividad inherente a su tesis ha jugado en su contra, propiciando la creación de una obra poco elocuente en comparación con sus otros trabajos. A pesar de contar con una premisa seductora, el problema del film es que la banalidad de las escenas no concuerda con la trascendencia de los temas abordados.

Las Akerman (madre e hija) comparten la intimidad de "No Home Movie".

Las Akerman (madre e hija) comparten la intimidad de “No Home Movie”.

En un diálogo de Akerman con su madre, y en otro protagonizado por la cineasta y su empleada doméstica, se da a conocer que Nelly Akerman fue una superviviente de Auschwitz. Puesto que la testigo del Holocausto se niega a hablar de ello, su hija se convierte en portavoz de la tragedia. Una vez más, la directora de De l’autre côté relata una historia real sobre la inmigración y la persecución: el éxodo de su madre de Polonia a Bruselas, y su posterior deportación al campo de concentración durante la invasión de Bélgica. Por otro lado, la autora pretende rellenar el espacio dejado por el silencio de la superviviente de Shoah mostrando imágenes del paisaje actual de Israel. Un recurso que ya había utilizado en su magnífico documental Là-bas –filmado íntegramente desde un apartamento en Tel-Aviv–, y que en No Home Movie no alcanza el resultado esperado.

Más satisfactoria fue la otra aspirante al Leopardo de Oro presentada en la quinta jornada del festival: Dark in the White Light, la nueva película del srilanqués Vimukthi Jayasundara, ganador de la Cámara de Oro de Cannes en 2005. Como ya puede percibirse en el título del film, estamos ante una obra antagónica respecto al mediometraje de Jayasundara incluido en el Jeonju Digital Project de 2012: Light in the Yellow Breathing Space. Ambas películas abordan el miedo a la muerte desde dos perspectivas distintas: la negación más oscura y perturbada, en el film presentado en Locarno, y la aceptación redentora, en su anterior proyecto.

La perturbadora oscuridad de "Dark in the White Light" de Vimukthi Jayasundara.

La perturbadora oscuridad de “Dark in the White Light” de Vimukthi Jayasundara.

Light in the Yellow Breathing Space trataba dicha problemática a través del relato onírico de un padre moribundo que llevaba a la selva a su hijo para que presenciase su muerte y perdiese el miedo al final de la vida. En Dark in the White Light, Jayasundara revela las consecuencias que conlleva no permitir que la naturaleza siga su curso. La película muestra el destino fatal que correrán un grupo de implicados en el tráfico de órganos: los donantes, un cirujano demente que se dedica a violar a sus pacientes y su fiel ayudante. Así, este film narrado a través de la voz en off de un monje budista, e impregnado de imágenes grotescas que pueden herir la sensibilidad del espectador, se alza como otro gran candidato para ganar el Leopardo de Oro de la presente edición de Locarno.