Tratándose de una película que transcurre en un mundo –una cárcel de alta seguridad– marcado por toda clase de límites y reglas, se agradece que Convicto (Starred Up) se autoimponga algunas normas férreas: nada de música en la banda sonora y una austeridad expresiva de orden realista. Unos límites que permiten al film representar de una forma cruda pero también estilizada un universo corrupto de bestias salvajes donde se impone la ley del instinto. Mackenzie merodea con su cámara alrededor del joven protagonista, Eric (un magnífico Jack O’Connell), atento a cada estallido de violencia. Los planos de seguimiento flotan gracias al uso de la steady cam y el trabajo con el formato ancho (cinemascope) permite al director jugar con composiciones que subrayan el encierro de los personajes. El método remite claramente al utilizado por Jacques Audiard en la vibrante Un profeta y el relato va trazando puentes paterno-filiales que lo conducen hacia la tragedia griega y el drama shakespeariano. MY

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