La recuperada Competición Nacional del renovado Documenta Madrid incluye una competición de cortometrajes que presta atención por igual a nombres “consagrados” (si podemos hablar de consagración en un campo tan inestable como el del cine documental en España) junto con nuevas promesas. Esta sesión enfocada a la creación femenina, incluye dos trabajos de dos cineastas muy jóvenes, Rocío Montaño y Clara Martínez Malagelada, y la película colectiva dirigida por Violeta Blasco, Germán López, Carlotta Napolitano, Angélica Sánchez y Claudia Zegarra, y una algo más reconocida, Nayra Sanz Fuentes. Entre ellos, uno de los trabajos más sorprendentes y decididamente valientes del año: No hablo rumano, de la madrileña Rocío Montaño, un ejercicio de depuración cinematográfica en forma de diario pudoroso que narra, bajo la excusa de un viaje por Rumanía con un propósito casi peregrino, una historia de empoderamiento femenino y un ejercicio de control del relato, la puesta en escena y la modulación de la voz propia. A través de breves textos escritos, Montaño narra sus peripecias por Rumanía sin un ápice de vocación ególatra, y la película termina por convertirse en una toma de poder por parte de la realizadora: poder y control de las herramientas cinematográficas, y poder y control sobre su propia vida y su relato. También en esta sesión se presenta el nuevo trabajo, corto, de Nayra Sanz Fuentes, un ejercicio también de control y trabajo con la cámara como elemento de control y manipulación del espectador. GdPA

Programación completa de Cineteca de Matadero.