Fernando Bernal (Festival de San Sebastián)

La directora polaca Malgorzata Szumowska presenta en su nueva película, The Other Lamb, un cambio de registro importante respecto a su anterior obra, Mug –con la que obtuvo el Oso de Plata a la mejor dirección en Berlín 2018–, una sátira social circunscrita en el entorno de un pequeño pueblo de su país, con un sentido del humor bastante crudo y canciones de Metallica. En su nuevo largometraje, con el que concursa en la Sección Oficial del Festival de San Sebastián, Szumowska se instala en el drama con tintes de terror para contar la historia de una secta compuesta por un hombre que ejerce como líder autoritario (autoproclamado como “pastor”) y una veintena de mujeres (a las que denomina su “rebaño”).

Esta coproducción europea –en la que participa entre otras la compañía Zentropa de Lars Von Trier– no da pistas sobre el origen de la secta que retrata, y en su acercamiento al imaginario bíblico evita de una manera inteligente el Génesis para situar al espectador justo en el momento del comienzo del Apocalipsis. El símil religioso no es accesorio, ya que la cineasta y su guionista C.S. McMullen, que firma su primera película, recurren constantemente a símbolos del texto fundacional del cristianismo –el bautismo con agua, la llegada de un Mesías– para puntear el viaje que emprende la comunidad de protagonistas del film en busca del Jardín del Edén. También se añaden inquietantes elementos originales que tienen que ver con rituales inventados por el “pastor”. Una singular liturgia que persigue el sexo como fin principal e incorpora el castigo físico y la humillación moral.

La visión que propone Szumowska resulta complementaria con la del libro El cuento de la criada, Margaret Atwood, sobre todo por su tono de fábula moral. Solo que en lugar de presentar la acción en un futuro distópico, lo hace en la realidad (curiosamente en EEUU) y en un tiempo más o menos presente. En el interior de esta secta rige un patriarcado extremo que funciona gracias a las relaciones incestuosas. Las madres y las hijas conviven (diferenciadas por el color de sus prendas de vestir) con un único padre, el pastor de este rebaño. La directora toma como punto de partida esta opresión por parte del hombre hacia el grupo de mujeres para desarrollar un necesario alegato feminista y, por encima de este, una denuncia del fanatismo religioso, con un exceso de subrayados que acaba por resultar reiterativo.

De una manera natural, The Other Lamb remite a muestras recientes del folk horror como La bruja de Robert Eggers o Midsommar de Ari Aster. Y, como aquellas, alcanza sus mejores momentos cuando se decanta por sugerir en vez de enunciar. Cuando deja a un lado su vocación de denuncia, Szumowska demuestra una gran habilidad para crear atmósferas instaladas en el desasosiego. Un talento que, por otra parte, la lleva a abusar del barroquismo y el onirismo, con símbolos tan obvios como la aparición de un cordero degollado en los sueños de una de las protagonistas. The Other Lamb mejora cuando se muestra más directa, no tan repetitiva. A veces solo es necesario llamar una vez para que las puertas se abran.