Fernando Bernal (Festival de San Sebastián)

Hace seis años, Olivier Nakache y Eric Toledano se encargaron de clausurar (fuera de competición, el matiz más que nunca es importante) la Sección Oficial de San Sebastián con Invencible. La película luego se convirtió en un fenómeno taquillero que pillo por sorpresa a todo el mundo. El dúo basó aquel éxito en la explotación de una mirada bienintencionada a propósito de los reveses de la vida, y a una utilización del sentido del humor no sólo como válvula de escape frente al sufrimiento, sino como fin último de la narración. Ahora vuelven a aparecer en el certamen donostiarra y lo hacen con una comedia pura, sin los aditivos, muy discutibles, de su gran éxito y persiguiendo la risa colectiva como único objetivo. Sin más pliegues, ni dobles lecturas, en definitiva, sin ningún propósito cinematográfico rescatable más allá de la corrección narrativa y el guion que abrocha gags de forma precisa y también mecánica.

Nakache y Toledano ambientan Le sens de la fête durante una boda premium en un castillo cerca de París. Los protagonistas son los miembros de la empresa de cátering encargada de que todo funcione como si se tratase del final de un cuento de hadas, lo que le permite tener al film la estética naif que tanto parece gustar a sus directores. Al frente de la ‘brigada’, como ellos mismos se definen, se encuentra Jean-Pierre Bacri (obviamente, en un registro muy alejado de sus notables trabajos junto a Agnès Jaoui), que se encarga del papel de maestro de ceremonias y de conductor de las diversas y ligeras tramas. Hay que reconocer a los directores, también guionistas, su facilidad para dibujar a sus personajes en muy pocos planos, darlos a conocer a golpe de ojo. Sin embargo, una vez que los han presentado, el problema es que no evolucionan, no se mueven hacia ningún lado ni generan más expectativas a propósito de su futuro. Y eso no es bueno, ni en el drama ni en la comedia.

Es evidente que una comedia tiene todo el derecho a figurar entre las películas que opten a premio en cualquier festival. Este año el humor también está presente en San Sebastián en films como Ni juge, ni soumise, de Jean Libon e Yves Hinant, y, por supuesto, en The Disaster Artits, de James Franco. El género no puede ser condicionante a la hora de programar una película, siempre y cuando la obra justifique su adscripción a un género o su dimisión de cualquiera de ellos, que también es muy lícito. Pero el sitio de Le sens de la fête se antoja muy lejano al ámbito competitivo y más cercano al de una celebración festiva (y colectiva) para disfrutar del cine en una mañana de domingo.