Fernando Bernal (Festival de San Sebastián)

Comienza Soldiers. Story from Ferentari, que participa en la Sección Oficial a concurso del Festival de San Sebastián, siendo un retrato de tintes antropológicos, del barrio de Bucarest al que hace referencia el título. Y termina convirtiéndose en una historia de amor, y en juego de dominación-sumisión, entre dos hombres atrapados por su condición sexual, en un entorno que ni entiende ni quiere permitir la homosexualidad. Durante el metraje, la directora Ivana Mladenovic, que anteriormente sólo había dirigido el documental Lumea in patratele (2012) intenta hilvanar el retrato del contexto social con la relación sentimental claustrofóbica –no pueden mostrar su amor fuera de un pequeño apartamento– que acaba tomando el timón de la película.

El film está basado en la experiencia real de su guionista (y también uno de sus protagonistas), y narra la historia de un investigador que está desarrollando una tesis a partir del pop rumano, el género conocido por ‘manale’. Son canciones con raíces, como si fueran coplas, que giran alrededor del amor, la pasión, la venganza, duelos violentos y amistades que se rompen de forma continua. Y tiene algo de una ‘manale’ esta película o al menos ese es el tono que pretende otorgar Ivana Mladenovic a su film. El investigador, buscando información sobre artistas y cantantes en este barrio tan humilde al que hace referencia, encuentra a un ex presidiario romaní (que es la etnia mayoritaria de Ferentari) que se convierte en su cicerone y con el que pronto tiene un encuentro sexual inesperado. Este personaje ha pasado más de diez años en prisión, donde entró siendo un adolescente, ha vivido en la calle y tiene un temperamento duro y violento. Además de una gran corpulencia física. Lo que contrasta con el perfil universitario e intelectual de su nueva pareja, extremadamente delgado.

En este juego de opuestos y contrastes fija su mirada la directora, que a partir de ese momento convierte su película en la crónica de una relación condenada al fracaso. El contexto social, al que tanto interés mostró durante el primer acto del film, comienza a convertirse en una anécdota y la homofobia está tratada en clave de recurso narrativo (la idea de encerrar a los personajes en una pequeña habitación para retratar el enquistamiento de su amor), más que en forma de denuncia de la persecución social, basada en las estrictas tradiciones, a la que se ve sometida la pareja de enamorados.

Comentan los productores del film que probablemente cree polémica en su país de origen por el tema de la homosexualidad, no es una cuestión que esté naturalmente visibilizada, y por el retrato de la pobreza y la marginalidad. Dejando atrás ese indudable valor de denuncia, como artefacto cinematográfico Soldiers. Story from Ferentari peca de una desconexión entre primer plano y contexto. Y también entre fondo y forma, ya que el tono documental que imprime la directora no le vale para sostener convincentemente la historia de amor.