Página web del Festival NOVOS CINEMAS (Pontevedra, 11-13 de diciembre).
UN JEUNE POÈTE. Damien Manivel. 71 minutos. Francia (2014). Con Rémi Taffanel, Léonore Fernandes, Enzo Vassallo. Sábado 12 | 19:00h. | Teatro Principal
Si algo define la escueta filmografía del director francés Damien Manivel es su enigmático universo poético. Un dimanche matin, La dame au chien, Viril, o su cortometraje titulado como el verso de Baudelaire, Sois sage, ô ma douleur, son poemas visuales sobre los estados de soledad y melancolía que acompañan a los habitantes de pueblos remotos. Frente a la cámara, el tedio cotidiano de esos aldeanos es tan insoportable que termina sumiéndolos en una alienación irreversible. En sus cuatro primeros trabajos, Manivel manifiesta el spleen de sus personajes a partir de sus fracasos existenciales. Sin embargo, no es hasta su salto al largometraje cuando dicho tratamiento de la frustración alcanza una dimensión más trascendental (la esfera artística). En otras palabras, el protagonista de su debut, Un jeune poète, no sólo fracasa en su condición de mero mortal, también falla en la noble misión que se ha propuesto llevar a cabo: ser poeta.
La ópera prima de Damien Manivel –presentada en el penúltimo Festival de Locarno y galardonada con una Mención Especial del Jurado de Cineasti del Presente– es una brillante comedia minimalista en la que se pone en escena la obsesión de un adolescente. Aunque el título pueda engañarnos, no se trata de un film sobre un chico con una inquietud artística, sino sobre el mismo deseo frustrado de devenir poeta. Nada sabemos de Rémi, más allá de su insigne deber. Durante setenta y un minutos de metraje sólo daremos con el protagonista (interpretado por el mismo actor de La dame au chien, Rémi Taffanel) buscando la inspiración desesperadamente. Pero, por mucho que lo intente, Rémi no halla a sus musas contemplando el mar, yendo a bares, bebiendo botellas de vodka o en sus paseos nocturnos por las calles desiertas de Sète. Su cotidianidad es tan trivial e insustancial que no está a la altura de su sueño. Ni si quiera Paul Valéry –poeta con quien conversa asiduamente en el cementerio– conoce el antídoto para erradicar su mediocridad. Filmada con la simplicidad de una cámara fija, Un jeune poète deslumbra por su esencia rohmeriana y un toque de humor de provincias, que se sitúa a camino entre lo ingenuo y lo macabro, emulando la inclasificable comicidad de El pequeño Quinquín, de Bruno Dumont. Carlota Moseguí
LES AMIGUES DE L’ÀGATA. Laia Alabart, Alba Cros, Laura Rius, Marta Verheyen. 70 min, España (2015). Con Elena Martín, Marta Cañas, Victoria Serra, Carla Linares. Sección Opera Prima. Sábado 12 | 21:00h. | Teatro Principal
Escrita, dirigida, filmada y montada por cuatro jóvenes realizadoras, Les amigues de l’Àgata retrata de forma tan fluida como sutilmente elíptica el día a día de cuatro “amigas del cole” cuyo férreo vínculo personal, casi fraternal, debe amoldarse a las nuevas vivencias de la etapa universitaria. La película corre el riesgo de ser identificada como una mera Girls a la catalana; sin embargo, más allá del preciso trabajo con la tipología de los personajes y la atención a los rituales juveniles, Les amigues explora tempos y texturas singulares: momentos de pausa que avivan la representación más allá de su poderosa energía narrativa.
Por momentos, la cámara busca con nerviosa insistencia los rostros de las protagonistas, como identificándose con la excitación e incertidumbre de la posadolescencia –evocando además todo un universo fílmico que va desde el cine de John Cassavetes a la reciente La vida de Adele–. En otros momentos, se imponen el sosiego slacker, las confidencias secretas mientras en una pantalla de ordenador se proyecta una suerte de autorretrato/recreación la magnífica Foxes de Adrian Lyne (renombrada Peaches). En Les amigues no hay rastro de paternalismo, menos aún de moralismo; como ocurría con las películas de John Hughes, resulta evidente que las directoras comprenden la auténtica relevancia de los pequeños grandes dramas de sus protagonistas. Así, la compenetración entre cuatro directoras y cuatro (excelentes) actrices hace realidad el más mágico de los triunfos interpretativos: la volatilización de la ficción, la ilusión de estar ante unos personajes reales. Manu Yáñez
VOLTA À TERRA. João Pedro Plácido. 78 minutos. Portugal, Francia (2014). Documental. Domingo 13 | 18:00h. | Teatro Principal
La descripción, poética y embelesada, que ofrece el debut del cineasta portugués João Pedro Plácido del pueblo de sus abuelos puede interpretarse como el reverso de la versión cómica que caracteriza el mundo rural empobrecido del tríptico de Miguel Gomes, As mil e uma noites. Las condiciones de aislamiento extremo de esa aldea norteña de 49 habitantes, llamada Uz, les han permitido esquivar la crisis económica que azota el país en la actualidad. No obstante, los granjeros y campesinos que protagonizan el documental Volta à terra están expuestos a otro tipo de crisis: la pérdida de sus tradiciones centenarias frente a los tiempos modernos. Irónicamente, el héroe que encarna el espíritu folclórico de dicha comunidad es un joven de veintiún años, que se muestra ajeno a las preocupaciones materialistas que definen la mentalidad de su generación. Daniel se siente orgulloso de sus logros cotidianos en la granja, así como los pequeños placeres de la vida agraria. Sin embargo, su ideología rústica será puesta en duda cuando sus pautas de comportamiento le impidan seducir a su compañera de clase durante las fiestas veraniegas. Como si se tratara de la versión lusa de Le Quattro Volte, de Michealangelo Frammartino, Plácido proyecta el devenir de una familia (y el futuro de un pueblo) a través de los cambios que sufre el paisaje bucólico, a lo largo de las cuatro estaciones. Carlota Moseguí