Página web del Festival de Cine Europeo de Sevilla (3-11 noviembre).

I TEMPI FELICI VERRANNO PRESTO. Alessandro Comodin. 100 minutos. Italia, Francia (2016). Con Sabrina Seyvecou, Erikas Sizonovas, Luca Bernardi.

Los dos jóvenes de I tempi felici verranno presto –film presentado en sesión especial dentro de la Semana de la Crítica de Cannes– corren y se esconden por los bosques y la montaña; huyendo de un ‘algo’ abstracto que contrasta con lo concreto de las acciones que llevan a cabo: bañarse en un lago, preparar una trampa para cazar comida… Durante estos primeros minutos, el film cautiva por el puro gozo de su condición material, fotografiando (en 35mm.) el verde de las hojas y el marrón de la tierra. No necesitamos nada más, pero cuando los dos fugados llegan a un punto de no retorno, la estructura se quiebra para recoger el testimonio oral de diversos cuentos y leyendas en torno a los lobos, y llevarnos hasta el tercer y más extenso bloque de film.

El film de Comodin bien podría telonear a la última obra de Alain Guiraudie, Rester vertical. Ambas películas se aproximan a un territorio mítico por una puerta trasera (o, como mínimo, lateral), evocando la figura del lobo como fuente de peligro y abstracción. Pero si en el largometraje de Guiraudie el animal acaba compareciendo en pantalla, I tempi felici verranno presto presenta el lobo como una criatura ambigua, quizá personificándolo en alguno de los personajes, quizá dejándolo en fuera de campo. En cualquier caso, la manera en que el director italiano trabaja su mitología resulta tenue en exceso, sacando más fuerza de los detalles que captura en plano –la afectuosa caricia a un animal, un joven cercando en silencio a una joven mientra se baña en un lago– que de la argamasa conceptual. Gerard Casau

O ORNITÓLOGO. João Pedro Rodrigues. 117 minutos. Portugal, Francia, Brasil (2016). Con Paul Hamy, Xelo Cagiao, João Pedro Rodrigues. Sección Seven Chances

Sensual, grotesco y políticamente incorrecto, el cine del portugués João Pedro Rodrigues transcurre en el reino de lo indebido: allí donde las peores pesadillas y las fantasías prohibidas devienen reales, desenmascarando el brillo y la miseria de la condición humana. Sus films suelen estar protagonizados por outsiders abocados a una suerte de sinsentido dramático. Sin embargo, el nuevo mártir de Rodrigues no tiene problema alguno con el orden social; tampoco esconde secretos inconfesables o traumas que desalienten su existencia. El director de O fantasma juega por primera vez con el destino de un hombre corriente llamado Fernando: un ornitólogo feliz, apasionado con su trabajo, que se adentra en la reserva natural de Trás-os-Montes con el fin de verificar el estado de unas aves en peligro de extinción.

Así, aunque la primera hora de O Ornitólogo está filmada a la manera pedagógica e inofensiva de un documental de National Geographic, el espectador no debe bajar la guardia. Tras la prolongada presentación del hábitat natural y del protagonista, llega el momento del delirio, un viaje hacia la revelación de la verdadera identidad del protagonista, que ha vivido toda su vida sin saber que es San Antonio de Padua. No es la primera vez que Rodrigues ironiza sobre la pasión por la religión a través de la figura del santo patrón de Lisboa. En su maravilloso cortometraje Manhã de Santo António, el portugués retrató a los lisboetas celebrando el día de San Antonio como zombis putrefactos que vomitaban o se desintegraban por las calles de la capital. Sin embargo, cabe aclarar que O Ornitólogo no es una frívola burla de la religión. Rodrigues ha definido su chocante ficción con el mejor oxímoron posible: una ‘hagiografía blasfema’ de San Antonio de Padua. Si algo demuestra O Ornitólogo es que la espiritualidad también puede manifestarse a través de la representación cinematográfica del sexo, la violencia o la muerte. Carlota Moseguí.

ALL THE CITIES OF THE NORTH. Dane Komljen. 97 minutos. Serbia, Bosnia y Herzegovina, Montenegro (2016). Con Boban Kaludjer, Boris Isakovic, Dane Komljen.

Una de las películas más bellas del cine contemporáneo y uno de los debuts en el largometraje más inolvidables: el bosnio Dane Komljen, cuyos trabajos breves se habían estrenado en festivales como Rotterdam, Locarno o FIDMarseille, se ha confirmado como uno de las voces más singulares y poéticas del panorama mundial. en algún lugar entre el ensayo, la poesía, la utopía política y la nostalgia, All the Cities of the North es una película tan magnética como hipnótica y rica en detalles, con un trabajo de encuadre, puesta en escena como pocas veces se ha visto antes. Rodada en un lugar de la costa de Montenegro, cuenta la historia de dos hombres que viven en un espacio abandonado, un complejo vacacional vacío, casi devorado por el avance inclemente de la naturaleza, el tiempo y el olvido. En una tienda de campaña, a cubierto de las inclemencias del tiempo y del mundo, se refugian, a la espera en silencio de algo que no saben bien qué será. No hay tiempo, no hay fechas, solamente días y noches que pasan en silencio, y un intento de construir, con herramientas cinematográficas, un refugio seguro en el que el amor, la última utopía, no desaparezca para siempre. Gonzalo de Pedro Amatria

COSMOS. Andrzej Zulawski. 103 minutos. Francia-Portugal (2015). Con Sabine Azéma, Jean-François Balmer, Jonathan Genet. Sección Direccions.

Para cierta cinefilia, 2015 fue un año feliz gracias al regreso a la dirección (con bastante gloria) de Andrzej Zulawski, autor de films como La posesión o La mujer pública, quien terminó con una larga sequía artística con Cosmos, audaz transposición del último libro de un autor “imposible” para el cine: Witold Gombrowicz. Por desgracia, la alegría se tornó profunda aflicción el 17 de febrero de este año, fecha de la muerte de Zulawski. Nacido en Ucrania, criado en la ex Checoslovaquia, radicado en Polonia y formado en Francia, Zulawski será homenajeado en el D’A con la proyección de Cosmos (estrenada en el pasado Festival de Locarno), una película rodada en Portugal con actores de varios países.

Quince años después del estreno de La fidelidad, Zulawski perpetró con Cosmos una tragicomedia coral absolutamente delirante y conscientemente demodé para narrar una historia de amor imposible entre un joven estudiante hospedado por una exótica familia y una muchacha casada, cuyo marido arquitecto está siempre presente. Película de enredos que va desde situaciones superficiales y banales hasta misteriosos eventos (como las sucesivas apariciones de animales ahorcados en los jardines), Cosmos es una propuesta que intenta y en varios pasajes logra trasladar a la pantalla los complejos y fascinantes juegos de palabras del autor polaco que vivió durante más de dos décadas en la Argentina. Un fascinante trabajo de adaptación que se alimenta del buen hacer de sus intérpretes más veteranos, una Sabine Azéma y un Jean-François Balmer que hallan la nota justa en las antípodas del naturalismo. Diego Batlle