En este último trabajo el japonés hace gala de varias de sus características habituales: la familia como centro de luz, un protagonista cuyo camino se salió del mapa que tenía originalmente trazado, el amor como un encuentro agridulce que no por ello deja de ser menos bello, etc. En Después de la tormenta, además, Koreeda traza uno de los personajes más carismáticos del año: esa abuela impertinente que nunca deja de ser dulce y que disfruta cada momento de su recién adquirida condición de viuda. Del mismo modo que la novela que el protagonista escribió en su juventud, Después de la tormenta habla de “la mesa vacía”: de todos aquellos elementos que desaparecieron del primer plano hasta desnudar la vida de emociones. No se puede hablar con el pasado ni envidiar el futuro. Endika Rey

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