El nuevo film del cineasta belga Joachim Lafosse no pretende destacar por su originalidad temática (la ruptura de un matrimonio), pero sí sobresale por la seriedad de su retrato. Marie (Bérénice Bejo) y Boris (Cédric Kahn) ya no están juntos anímicamente, pero debido a lo reciente de la separación y a su situación económica (él es de origen humilde, y ella una burguesa con la cuenta en números rojos), todavía comparten la casa que él construyó y que ella pagó. El domicilio, aislado de la ciudad por un muro y la vegetación, se convierte, como ocurre en Sieranevada del rumano Cristi Puiu –también presentada en el Festival de Cannes de este año–, en casi el único espacio de la película; un terreno a dividir mediante estrategias y acuerdos que casi siempre giran en torno a sus dos hijas pequeñas. Lafosse evita tomar partido por un bando u otro, y no explica las causas que han llevado el matrimonio a su final (quizá porque no las haya), ateniéndose a aquellos detalles tangibles y específicos –quién ha pagado qué, cómo deben repartirse los bienes– que describen los términos a los que queda reducida una relación extinta: brotes de resentimiento, tristes coletazos de deseo, y un montón de cifras y documentos de pensiones, hipotecas y papeles de divorcio.

A pesar de su enfrentamiento, Marie y Boris tratan de conservarse el respeto, manteniendo una tensión civilizada en sus disputas que, incluso cuando estallan en discusiones, no llegan a convertirse en momentos catárticos. Y aunque, efectivamente, hemos visto y veremos mil veces más esta historia de desintegración, Después de nosotros vuelve a confirmar a Joachim Lafosse –el autor de Los caballeros blancos– como un director fiable y atento a los detalles, que deja que las secuencias sigan su curso sin apenas cortes y encontrando la distancia justa para no asfixiar a los personajes ni helar en exceso el relato, y que comprende en qué momento el antirromanticismo de la propuesta debe dar un paso hacia atrás para que un simple baile de la mano de sus hijas saque a relucir toda la pena de dos amantes que se han perdido el afecto.