De esta película de Quentin Tarantino, el crítico Jordi Costa dejó dicho lo siguiente: “Django desencadenado tiene algo de repetición de la jugada de Malditos Bastardos, con su impulso de reescribir la historia a través de la ficción pop y la presencia magnética de Christoph Waltz, actor que es algo así como un Stradivarius en manos del virtuoso cineasta (nadie desgrana como él sus sinuosos diálogos, atravesando idiomas y registros con elegancia versallesca). Waltz también sirve en bandeja un estimulante subtexto: aquí, Django es un héroe trágico-romántico, un Sigfrido afroamericano en busca de su Brunilda esclavizada”. Unas líneas que condensan bastante bien la farsa histórica en la que parece haberse embarcado Tarantino en sus últimas películas: una (imposible) reescritura de la historia a base de justicieros de celuloide que emplean las armas del género para recomponer las páginas de los libros de historia. Más allá de que el proyecto sea imposible, y quizás ni tan siquiera esté en los planes de Tarantino, Django desencadenado es otra película 100% Tarantino, con todos los ingredientes de cultura popular y referencias cinematográficas pasadas por su túrmix musical y explotation para crear un auténtico espectáculo visual de violencia e imágenes perdurables. Gonzalo de Pedro Amatria

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