Cuando se anunció que David Cronenberg pensaba adaptar El almuerzo desnudo hubo dos reacciones tan distintas como complementarias: por un lado el canadiense resultaba el cineasta perfecto para adaptar la novela no lineal de William S. Burroughs, pero por otro hablamos de una serie de relatos del todo inadaptables. Cronenberg tomó la decisión de incorporar en su guión no sólo la novela sino también otros trabajos de Burroughs e incluso una serie de datos autobiográficos sobre su vida; es decir, que El almuerzo desnudo de Cronenberg es una especie de adaptación metaficcional donde el cineasta hace hincapié en temas tan presentes en su filmografía como la relación entre el cuerpo y la máquina o la enfermedad. Según Jonathan Rosenbaum, se trata de una obra maestra que “da un retrato complejo y altamente subjetivo del propio Burroughs (interpretado por Peter Weller) como una sensibilidad torturada por su propia feminidad. Éste camina como un zombie a través del eco de una serie proyecciones (insectos, drogas, máquinas de escribir) y repudiaciones que funcionan como metáforas densamente compactadas y acaban por conformar una película altamente onírica”. Endika Rey

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