Bajo la superficie calma de esta película fluvial como la vida misma se esconde una idea terrorífica: la certeza de que las consecuencias de nuestros actos tienen más que ver con el acatamiento de las normas sociales que con el cumplimento de nuestros deseos más nobles. Eso es lo que descubre una pareja de hombres ya mayores (unos sensacionales John Lithgow y Alfred Molina) que, tras casarse, deben vender su piso cuando uno de ellos es despedido de su trabajo como profesor de música en una escuela católica. Empieza entonces una odisea intimista de resistencia estoica que parece manejar los tempos y costuras de un nocturno de Chopin reinterpretado por el cineasta japonés Yasujirō Ozu. Ira Sachs escribe este guión y lo filma con la delicadeza e inspiración del Woody Allen de los 80 (el de Hannah y sus hermanas), aunque el viaje dramático y lleno de ternura de El amor es extraño recuerda sobre todo a aquella gran obra maestra de Leo McCarey titulada Make Way for Tomorrow (1937). Manu Yáñez
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