(Imagen de cabecera: Trote de Xacio Baño)

Manu Yáñez

En los últimos años, el Festival de Locarno se ha convertido en un escaparate privilegiado para el cine español más independiente y radical. Autores como Albert Serra (que ganó el Leopardo de Oro con Història de la meva mort), Lois Patiño, Luis López Carrasco o Sergio Oksman, entre otros, han estrenado en el certamen suizo sus largometrajes, mientras que Velasco Broca, Santos Díaz o la pareja formada por Helena Girón y Samuel M. Delgado han presentado allí sus trabajos cortos. Este año, tras una ausencia de dos años, el largometraje español vuelve a Locarno de la mano de Trote, la ópera prima del gallego Xacio Baño –que ya presentó en el festival suizo sus cortos Ser e voltar y Eco–, y Mudar la piel, el primer largometraje documental de la pareja formada por Ana Schulz y Cristóbal Fernández. Por su parte, el ámbito del cortometraje español estará representado por Los que desean, el nuevo trabajo de Elena López Riera –que ya estrenó en el festival suizo su corto Las vísceras–, La casa de Julio Iglesias de Natalia Marín Sancho, Words, Planets de Laida Lertxundi, Violeta + Guillermo de Óscar Vincentelli, y Grbavica del catalán Manel Raga, que en el año 2013 presentó su anterior cortometraje, La gallina, en el Festival de Venecia.

La enigmática sinopsis de Trote, la ópera prima de Xacio Baño –que se presentará en la sección Cineasti del Presente–, apunta que la protagonista del film es Carmen, una mujer que vive en una aldea de las montañas del interior de Galicia rodeada de caballos. “Su hermano mayor, Luís, vuelve a casa por unos días. ¿Cómo se le cierra el paso a un animal que necesita escapar? Fuera de la casa, las bombas que anuncian la fiesta no se dejan escuchar a través de los cristales”. En palabras de Baño, “el film nace en confrontación con lo que he hecho hasta ahora. No como negación de lo realizado, sino como búsqueda de otro tipo de propuestas y como búsqueda de libertad. Cuando se supone que el debut en la larga duración es un espacio para asegurar, para realizar en un lienzo mayor, en más minutos, lo que ya has trabajado e investigado formalmente y narrativamente en el formato corto, mi cuerpo me llevó por otro camino. Porque de eso va precisamente la película: escuchar al cuerpo y a la carne. En mis anteriores obras he trabajado sobre todo los espacio cerrados, lo privado, propio y personal. La ausencia, el vacío. Trote toca estos temas, y los confronta con el espacio abierto, salvaje y predeciblemente libre”. El film está producido por Luisa Romeo, para Frida Films.

Por su parte, Mudar la piel de Ana Schulz & Cristóbal Fernández –producida por Leire Apellaniz para Señor y Señora y Juan Barrero para Labyrint Films– se aproxima a la singular amistad entre un mediador que trató de alcanzar la paz entre ETA y el gobierno español, y el espía de los servicios secretos que se infiltró en su vida durante años. Aunque, según los cineastas, Mudar la piel es también “una crónica de nuestra relación como cineastas con el espía y de la dificultad de atrapar su escurridiza identidad”. La película de Schulz y Fernández se presentará en la Sección Oficial Fuera de Competición de Locarno.

En la sección Pardo de domani (Selección Suiza) se verá el nuevo trabajo de la valenciana Elena López Riera, titulado Los que desean y producido por la propia directora junto a David Epiney y Eugenia Mumenthaler de la compañía suiza Alina Film. El cortometraje de aproxima a “una carrera de palomos en el sureste español. No ganará el más rápido, sino aquel que sea capaz de seducir a la hembra, y pasar más tiempo a su lado”.

Por último, en la sección Signs of Life se verá La casa de Julio Iglesias, el nuevo cortometraje de Natalia Marín Sancho, que dirigió Los materiales como parte del Colectivo Los Hijos y, más recientemente, el corto New Madrid. Según apunta la sinopsis de La casa de Julio Iglesias, “en el año 2001, el gobierno de Shanghái intento construir una réplica de España. Cuando empezaron a considerar la cuestión de qué es España, cómo es una casa española, automáticamente respondieron: España significa Julio Iglesias”. En palabras de Marín Sancho –que actualmente figura como artista invitada del Pratt Institute de Nueva York gracias a una beca Fulbright–, “el fallido intento de reproducir España en las afueras de Shanghai es la metáfora perfecta de nuestro país. Es una historia grotesca e irónica, es puro esperpento”. Además, ante la escasa viabilidad de un viaje a China para realizar el film, la directora “solo podía imaginar la película a través de lo que estaba leyendo. Entonces, ¿por qué no construir una película que fuera en parte imaginada y en parte leída? ¿Por qué no enfrentar la España que leemos con la que imaginamos?”.