(Imagen de cabecera: Êxtase, de Moara Passoni)

She Makes Noise, el festival dedicado a mujeres que trabajan en los campos de la música electrónica, el arte sonoro y la experimentación audiovisual, vuelve en 2021, del 20 al 24 de octubre, en formato híbrido “para dar un carácter global y accesible a la programación”. Este año el certamen organizado por Playtime Audiovisuales y celebrado en La Casa Encendida pone la mirada en el sudeste asiático para descubrir los vibes de Taipei o Shanghái, dando continuidad al trabajo con el tejido local y poniendo el foco en compartir las experiencias de artistas trans que canalizan su práctica a través de la electrónica.

Según la organización del festival, “la premisa de la que partió el Festival She Makes Noise fue clara: durante décadas, las mujeres han estado invisibilizadas en la historia de la música electrónica. En este 2021 hace falta también dar un paso más y contar con una mirada decolonial, pensar en otras latitudes que enriquezcan toda la diversidad del audiovisual y dar cabida a los entes más fluidos en torno a estas prácticas artísticas. Existe una necesidad de difusión de contenidos desde una perspectiva ya no tan específicamente de género, sino entender la vida de forma no-binaria. La cultura electrónica está resultando parte fundamental en estos procesos porque siempre se ha sentido fuera de toda normatividad vigente”.

En el ciclo de cine de She Makes Noise se verán siete películas inéditas en Madrid, que cuentan con un importante recorrido por festivales internacionales: los largometrajes Êxtase, ópera prima de Moara Passoni, y Le Poireau perpétuel, segundo largo de Zoé Chantre; dos películas que hablan de las propias experiencias de sus directoras a la hora de afrontar graves enfermedades. Además, tiene lugar la sesión ‘Gestos, recuerdos, invocaciones’, con cinco cortometrajes realizados por jóvenes directoras (Eva Giolo, Laura Weissenberger, Valeria Hofmann, Ruth Höflich y Jacqueline Lentzou) en las que los significados de la gestualidad, las cosmologías familiares, la magia, los hechizos y la vida extraterrestre proponen un recorrido poliédrico por el panorama fílmico contemporáneo.

“Le Poireau perpétuel” de Zoé Chantre.

PROGRAMACIÓN DE CINE

22 octubre: Êxtase, de Moara Passoni. Brasil / EE.UU, 2020. 80’: Clara, hija de una congresista cuya vida está constantemente amenazada por la dictadura militar, cae en una espiral de autodestrucción en la que el sufrimiento le otorga fuerza vital. Cuanto menos come, más poder siente. Clara planifica una “geometría del hambre”, un teorema imposible donde los cálculos de destrucción incitan a la vez a la liberación. A la edad de 15 años, con 37 latidos por minuto y con un peso de 29 kilos en un cuerpo de 1,64 m., está hospitalizada. En el caótico contexto de la agitación política y social del Brasil de los noventa, y entretejiendo recuerdos de su propia adolescencia con los de otras mujeres, Passoni va más allá de las convenciones y el sensacionalismo relacionados con los trastornos alimentarios para meditar sobre la disolución y perfección del yo, a partir de una exploración inmersiva de la agonía y el placer paradójico de la anorexia. La película cuenta con una banda sonora original compuesta por David Lynch y Lykke Li.

23 de octubre: Sesión ‘Gestos, recuerdos, invocaciones’.
Flowers blooming in our throats, de Eva Giolo: Íntimo y poético retrato de los frágiles equilibrios que rigen la vida cotidiana en el ámbito doméstico. Giolo filma en 16 mm a un grupo de amigos en sus casas, justo después del confinamiento de la Covid 19, realizando pequeñas acciones según sus instrucciones.
Erde essen, de Laura Weissenberger: Exploración de la cultura narrativa colombiana y de las historias de las mujeres del país a partir de los recuerdos y el imaginario de la propia directora, Laura Weissenberger, sobre su país de origen.
La siesta del carnero, de Valeria Hofmann: Valeria y Lucía comparten piso en Madrid, una noche mientras echan las cartas del Tarot sacan tres que revelan los dos primeros platos de un menú. Sin salir de casa, las dos amigas viajan desde Embún (España) a Llanquihue (Chile). Estos son los pueblos de sus abuelas, las únicas que conocen las recetas que han revelado las cartas.
Plant (879 pages, 33 days), de Ruth Höflich: La transcripción de uno de los últimos juicios por brujería ocurridos en la Alemania del Siglo XVIII fue hallada, a principios de los años 80, en la casa familiar de los Höflich, este suceso sirve a la directora para entablar una conversación con su madre en la que con un montaje lleno de capas, que recuerda en cierto modo al cine estructuralista, se reconstruyen hechos históricos, recuerdos de infancia e imágenes cotidianas del lugar.
The End of Suffering (a proposal), de Jacqueline Lentzou: Amanece un nuevo día, comienza la rutina de cada mañana, Sofía viaja en transporte público en el preciso momento en el que vuelve a entrar en pánico. Sin embargo, esta vez algo va a ser diferente. El universo decide contactarla. Una cálida voz desde Marte le habla de un lugar alejado de la Tierra, donde la gente sueña despierta y lucha por el amor.

24 de octubre: Le poireau perpétuel, de Zoé Chantre. Francia, 2021. 83’: A manera de diario cinematográfico y con un estilo fresco y cercano, que recuerda a Agnès Varda, la cineasta Zoé Chantre reflexiona sobre su relación con el mundo en un momento clave de su vida. La película tuvo su world premiere este verano en el FidMarseille 2021, donde ganó tres premios. Esta proyección supone su estreno en España. Zoé Chantre es una cineasta, escenógrafa y artista visual, nacida en Francia en 1981. En 2007 se licenció en la École supérieure des arts décoratifs (E.S.A.D.) de Estrasburgo. En 2012 estrenó en la Berlinale su primer largometraje Tiens-moi droite, en el que ya trabajaba con sus experiencias personales como protagonistas de la película.