Poco nuevo se puede decir respecto a este thriller de culto de Jonathan Demme: Hannibal Lecter ya había hecho acto de presencia en la estupenda Manhunter de Michael Mann pero no fue hasta que Anthony Hopkins arrebató el papel a Brian Cox que el personaje se convirtió en un auténtico mito. Lo cierto es que no es de extrañar: Hopkins —y su famosa ausencia de parpadeos— dotan al personaje de un aura difícil de cuantificar. Resulta terrorífico, sí, pero también en cierto modo entrañable. Uno se iría a cenar con él aun a sabiendas de que existe el riesgo de acabar siendo la cena. El silencio de los corderos cuenta con un guión modélico de Ted Tally y con una dirección magnífica por parte de Demme. Suya es la ocurrencia de hacer que todos los personajes salgan mirando a cámara en los momentos que hablan con Clarice, mientras que el contraplano de ésta siempre mira fuera de plano. La identificación con la protagonista es absoluta sin necesidad de subrayados empáticos con la misma. El silencio de los corderos es una de las únicas tres películas que han ganado los cinco grandes premios Oscar (película, director, actor, actriz y guión). Las otras dos son Sucedió una noche y Alguien voló sobre el nido del cuco. Buena compañía. Endika Rey

Programación completa de la sala Phenomena