Hasta el momento, el proyecto histórico-fílmico de Ramón Lluís Bande había circulado por dos corrientes paralelas. Por un lado, una observación silente y distanciada del paisaje asturiano, de la que emergía con furia soterrada la memoria de las heridas (no cicatrizadas) de la Guerra Civil y sus larguísimos estertores. Por otro lado, hace unos años, Bande había iniciado una exploración de los testimonios orales que apuntaba a la construcción del “documento urgente de un acto político radical”, en palabras del propio autor. Paisaje y palabra como los dos ejes centrales de una infatigable búsqueda de respuestas contra el olvido. Dos poderosas armas que confluyen en el nuevo film de Bande, Escoréu (Pravia), 24 d’avientu de 1937. Crónica d’una exhumación, que da cuenta del proceso de búsqueda y exhumación del cuerpo de un hombre asesinado durante la guerra. En esta obra cargada de rigor y compromiso político, encontramos todo el pudor de una cámara que observa desde la distancia pero que no puede contener la emotividad que emana de un punzante gesto de justicia (demasiado tardía). Una cámara que, al mismo tiempo, recoge los testimonios de aquellos que vivieron el crimen de cerca, enriqueciendo así el retrato socio-histórico que ofrece el film. Manu Yáñez

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