D y H, interpretados por  Viv Albertine, de la banda de punk The Slits, y por el artista conceptual Liam Gillick, deciden vender la casa en la que han vivido y trabajado 18 años. Pero cada uno vivirá este cambio de manera muy diferente. D, artista performática, no podrá desprenderse emocionalmente de la casa fácilmente y esto afectará a su trabajo artístico y a su relación con H. Y es que siente en la paredes el amor duradero y sosegado de sus primeros ocupantes, el que ellos no consiguen tener. Este tercer largometraje de Joanna Hogg, una de las sensaciones británicas de los últimos años, ofrece una fascinante reflexión sobre la pareja y los espacios habitados.

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