Fast Food Nation es muchas cosas (la película más abiertamente política de Richard Linklater, una obra coral, la contracara del sueño americano), pero básicamente es una descripción despiadada de la ambición, el cinismo y la hipocresía de las grandes corporaciones (ganaderas y de comida rápida), aunque también de las miserias de los individuos que son capaces de corromperse con tal de sostener o incrementar su estándar de vida. La película avanza por varios frentes: un gerente de una cadena de fast-food que debe investigar por qué las hamburguesas tienen mierda (un fantástico Greg Kinnear), unos jóvenes que intentan rebelarse de forma bastante torpe contra el sistema (la historia más eminentemente linklateriana), y inmigrantes ilegales que cruzan desde México para ser empleados en condiciones inhumanas en un matadero de vacas. Fast Food Nation puede no ser la obra más sutil y vitalista de Linklater, quizá es demasiado didáctica; sin embargo, hay que reconocer que se trata de una de las películas de ficción con estrellas y producción mainstream más arriesgadas y contundentes del cine americano de los últimos tiempos. Martina Hirsch

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