Fuerza mayor nos sitúa ante el pulso eterno que mantienen la dimensión social de nuestra existencia y nuestro yo más primario, impulsivo, visceral. En definitiva, una relectura del viejo combate entre razón e instinto, aquí observado con la mirada quirúrgica e irónica del sueco Ruben Östlund, que como un aprendiz de Michael Haneke se recrea en las miserias soterradas de un matrimonio con hijos que pasa las vacaciones en una resort invernal francés. El mal rollo está garantizado. Las reflexiones de orden filosófico también. Así, Östlund acaba erigiéndose en un astuto heredero de algunos de los grandes referentes de la modernidad cinematográfica: exprime las desavenencias matrimoniales y las dudas existenciales como Bergman, sacude los valores burgueses con la lucidez de Pasolini, y se acerca a Antonioni en la presentación de la naturaleza como un escenario inquietante, misterioso, para nada idílico. Manu Yáñez

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