¿Y si el estado decidiera que el mejor lugar para los presos condenados a cadena perpetua o que esperan en el corredor de la muerte fuera una nave a la deriva en el espacio? Con esta premisa se acerca Claire Denis al cine de ciencia-ficción. La esencial cineasta francesa continúa explorando nuevos territorios, viajando a lugares desconocidos en su filmografía. Pero esta vez el trayecto es más largo y sitúa la acción en los límites del sistema solar, en la que es la primera obra rodada en inglés por la autora de Beau travail (1995) y Una mujer en África (2009). La cineasta presenta su nueva y portentosa película a partir del propio núcleo del relato, para luego, a través de las elipsis y de la narración fragmentada y no cronológica, tan habituales en su cine, proponer al espectador un estimulante ejercicio de reconstrucción narrativa. En este caso, encontramos dos personajes, el astronauta Monte (Robert Pattinson) y su hija pequeña. Son parte de un grupo de exconvictos –como se encarga de subrayar Denis con un flashback– obligados a vagar por el espacio en busca de nuevos recursos para la humanidad. Fernando Bernal

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