Cuando la magnífica I saw the devil se estrenó en el festival de cine de San Sebastián hubo muchas voces críticas ante la inclusión de una película tan radicalmente de género en la sección oficial de un festival de clase A. Pocas semanas después, cuando Sitges recuperó la cinta, ésta pareció haber encontrado su público por fin: la violencia de la cinta era vitoreada con gritos y aplausos en un pase que ya ha quedado para la historia. No es extraño, pues, que en esta última edición de Sitges hubiese mucha curiosidad por ver con qué nuevos mecanismos sorprendería Kim Jee-woon, y la sorpresa vino precisamente de su contención. No es que El imperio de las sombras sea una propuesta tímida en ningún sentido, pero sí que es cierto que infunde un aroma más clásico que sus predecesoras. El imperio de las sombras es una historia de espías que transcurre a finales de los años 20 durante la ocupación japonesa de Corea. La cinta se centra en un grupo de la resistencia y está repleta de giros, falsos agentes y set pieces deslumbrantes. Lo curioso es que donde realmente triunfa es en su encierro: cuando llegamos a la tensa hora que la película decide recluirse en un tren, vemos todas las mejores bazas de Jee-woon: saber construir una historia que es tan laberíntica como directa. El imperio de las sombras gustó mucho en Sitges, pero habría sido favorita en San Sebastián. ER

Ver El imperio de las sombras en Filmin