Imagen de cabecera: Ola Baby (Video-ensaio sobre a miña depresión) de Antía Carreira.

Antonio M. Arenas (A Coruña)

En el texto que abre el catálogo de la tercera edición de Intersección, el Festival de Arte Audiovisual Contemporáneo de A Coruña, Lara de Castro apunta, no sin ecos valdelomarianos, que la imagen se nutre y sustenta de la intersección para vibrar en nuestros ojos y transgredir los límites de la realidad: “Los cruces generan diálogos, a veces accidentes”. Partiendo de esta máxima, podemos abordar la razón de ser de un certamen que fija su sede principal en la Fundación Luis Seoane, la misma en la que semanas atrás asistíamos al S8, todo un referente del cine experimental que año tras año continúa expandiendo el panorama cinematográfico de Galicia. Por tanto, parece lógico entender la existencia de Intersección como un bello accidente que surge como consecuencia del dulce momento creativo que viven los festivales gallegos y portugueses, pero también como un vértice redescubierto, otro lugar desde el que generar diálogos con artistas más próximos al ámbito expositivo o al arte digital, creadores que, consagrados o todavía incipientes, no cuentan con los espacios adecuados donde mostrar sus trabajos.

Fruto de ese diálogo accidentado, en la primera jornada del festival coincidieron dos polos opuestos de la programación. La sesión Escolas, cargada de piezas de jovencísimas e insolentes estudiantes universitarias, y el inicio del foco dedicado a Croacia, comisariado por Branka Benčić, directora del Museo de Arte Contemporáneo de Zagreb. Un programa ambicioso, dividido en cuatro sesiones, que nace con el fin de relacionar y poner en común la vanguardia de los años 60 y 70 con el fragmentado panorama actual, tratando a su vez de agrupar un cierto sentir (o malestar) contemporáneo en la sociedad croata. Además de por lo provocador e insólito, el cruce entre ambas sesiones ofrecía sin pretenderlo una reflexión sobre el arte audiovisual en su heterodoxia, en lo que tiene de aproximación al momento de incertidumbre en el que nos encontramos. De tentativa. Pero también de “aprojimación” (de aproximación al prójimo), por volver a José Val del Omar, ya que late ese frustrado intento de comunicación, tanto a nivel humano como en lo artístico, mezclando distintas técnicas de animación, documentales o ensayísticas.

Conceptualmente, la convocatoria de Escolas utilizaba Los paraísos artificiales de Baudelaire como punto de partida, entendiendo lo audiovisual, el cine mismo, la pantalla, ya sea en proyección monocanal o instalación, como lugar en el que los sueños, el deseo y la realidad confluyen. Un estado de vigilia compartido que subyace en la mayoría de piezas seleccionadas, todas ellas de corta duración, en las que el confinamiento inevitablemente se traslada a las imágenes como un estado de ánimo. Por ejemplo, con Ola Baby (Video-ensaio sobre a miña depresión) (2020), Antía Carreira recupera cintas de vídeo domésticas de su infancia, grabadas por su abuelo, para tratar de mantener un conversación consigo misma, con su irreconocible yo infantil. Diálogo que muestra mediante texto en pantalla, sin voz en off. Porque no es a través de las palabras como pretende verbalizar su depresión, sino mediante estallidos de animación de todo tipo con los que desestructura el material de archivo. Estas fugas plásticas manifiestan su inestabilidad emocional y al mismo tiempo le permiten encontrar una liberación dentro de este proceso terapéutico en el que podemos sospechar que la artista (y la persona) todavía sigue inmersa.

“AaMamá” de Paula Zamora.

En base tambien a material de archivo, aunque en este caso sonoro –formado por las llamadas telefónicas que mantuvo con su familia durante el confinamiento–, Paula Zamora logra en AaMamá (2020) algo tan complejo como poner imagen al trauma colectivo de la sociedad española durante los meses de marzo a junio de este mismo año. Y lo hace sin caer en la obvia representación del encierro, en el interior del hogar, sino desde el exterior, recogiendo un mosaico de balcones vacíos y ventanas cerradas de las calles de la ciudad de Granada, en la que se encontraba estudiando. De la que era prisionera. El desasosiego y la frustración por la distancia física con sus padres, expuesto en las conversaciones, de las que ella inteligentemente se autoexcluye, conserva cierto pudor y privacidad debido a la distancia que las imágenes mantienen con el contenido de las llamadas, siempre en off, que oscilan entre la angustia y el desahogo cómplice, lo cotidiano y lo trascendental. Esta suma de contrastes y la sencillez de su dispositivo sacan a relucir un sentido del humor desesperado, cuyo tono encaja a la perfección con nuestro distante recuerdo de aquellos días.

El programa de apertura del Foco Croacia giraba alrededor de la pieza Vacant Hours (Mate Ugrin, 2019), del que tomaba su título prestado. Con esta obra como eje central, la estructura de la sesión reforzaba y al mismo tiempo ponía en cuestión de modo sugerente su temática en común: los restos del paraíso socialista tras la desindustrialización del país después de la Guerra de los Balcanes. Paraíso artificial también, al fin y al cabo, al que esta serie de películas regresa no sin cierta melancolía, aunque desde la frialdad en la puesta en escena y la ausencia de diálogos, de narrativa esquiva. En Vacant Hours los trabajadores de los astilleros son figuras estáticas en el paisaje, seres errantes atrapados por sus circunstancias, en ocasiones aprisionados literalmente por el encuadre. Deambulan por una ciudad turistificada en la que ya no queda trabajo para ellos. En su devenir acuden a locales nocturnos hasta desdibujarse en el paisaje nocturno del mar adriático. Horas libres, horas muertas.

Un tránsito hacia la nada que el cineasta y director de fotografía croata evoca con poesía visual y la solidez formal propia del cine de no-ficción, que estiliza Katerina Duda con Currents (2019), un paseo vertical por un edificio de negocios vacío que ha sido tomado por la naturaleza. Las plantas crecen y crecen como un coro celestial que recuerda un pasado glorioso, logrando que algo permanezca vivo en su interior. Como lo hace en Yet Another Departure (2018) el espíritu del mariscal Tito, simbolizado en un buque de la armada Yugoslava que fue sumergido en 2016 con el fin de convertirlo en atracción turística para buceadores. Por medio de discursos del antiguo Jefe de Estado comunista y de la travesía de una enigmática mujer a través del tiempo y el espacio, la multipremiada artista visual Renata Poljak persigue un cine metafórico, abstracto, que reflexiona sobre la ausencia y el peso latente de la Historia en la actualidad.

“How Steel Was Tempered” de Igor Grubić

Pero si hubo un cortometraje capaz de condensar el desencanto post-industrial palpable en la sesión, de la que destacaba por su contundencia y heterodoxia formal, ese fue How Steel Was Tempered (2019) de Igor Grubić, que asistió a Intersección y mantuvo un coloquio con el público. Para dar forma a esta fascinante mezcla de animación e imagen real, con la que representó al pabellón croata en la pasada de Biennal de Venecia, Grubić dispone imágenes fijas de antiguas fábricas y grandes industrias abandonadas sobre las que introduce a los personajes animados con total fluidez, permitiendo que habiten de nuevo sus espacios. Fotografías tomadas por él mismo a lo largo de los años que no solo sirven de fondo para el dibujo en dos dimensiones que sostiene la narración, cuya renuncia al diálogo refuerza la carga simbólica del film, sino que visibilizan la existencia de esos lugares como parte del patrimonio histórico y sentimental del país, algo que se refleja en la relación de un padre y su hijo. La transmisión de ese legado, la idea de volver a hacer funcionar la fábrica como si de una travesura se tratara, esconde un lamento por una forma de vida en desaparición. Un mundo que giraba alrededor de la fábrica como lugar de encuentro, de socialización, de conocimiento, de dignidad. Del que ya solo quedan recuerdos que comienzan a ser borrosos, pero también notables películas que preservan su calor encendido en la memoria.