Un año después de la muerte de su marido, el también cineasta Jacques Demy, Agnès Varda realizó esta película de ficción poniendo en escena la infancia de Demy, y su temprana vocación y amor por el cine. La película, basada en la verdadera vida de Demy, arranca con uno de esos giros tan propios de la cineasta francesa: es su voz, sobre un cuadro de unos cuerpos desnudos, la que recuerda y contextualiza el origen de esta película, ese amor truncado por la muerte que da lugar a este homenaje al hombre que le acompañó durante gran parte de su vida. GdPA

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