Avasallado por películas que repiten fórmulas y prolongan sagas, el espectador de hoy tiene pocas oportunidades de experimentar el descubrimiento de un film salvajemente innovador, genuinamente radical. ¿Pero quién podría haber previsto que un musical sobre la infancia de Juana de Arco protagonizado por actores no profesionales, poco diestros en el arte del canto y la danza, podría invocar emociones tan profundas? Imaginen una fusión imposible entre la sacralidad corpórea de Pier Paolo Pasolini i la hilaridad indomable de los Monty Python; imaginen el fervor religioso materializado en la belleza sublime de una función escolar. Un milagro fílmico perpetrado por el francés Bruno Dumont con la ayuda de la poesía de Charles Péguy, la música de Igorrr –entre el death metal y el trip hop– y las coreografías de Philippe Decouflé, entre el ballet y las embestidas rock. Manu Yáñez

Programación completa de la sala Zumzeig