La camarista, ópera prima de la mexicana Lila Avilés, se eleva como una pequeña gran película destinada a pervivir humilde pero locuazmente en la memoria del espectador. El film retrata la angustiosa rutina de Evelia (Eve en su forma acortada), una camarera de piso de un hotel de lujo en Ciudad de México a la que da vida una silente y expresiva Gabriela Cartol. Apuntando, desde su inicio, un rumbo estético marcado por el compromiso realista, La camarista presenta un relato tensado por los choques constantes de la protagonista con todos aquellos que la rodean, tanto huéspedes como compañeras y personal. Unos conflictos desperdigados a lo largo de un tedioso bucle vital. Como a Eve, a los espectadores no se nos permite escapar de esa cotidianeidad agobiante, ni tampoco del espacio del hotel, que se dibuja como un microcosmos ensimismado, ajeno a la realidad exterior. Recorriendo las interminables plantas del hotel y los montones de sábanas blancas, la cámara de Avilés centra su objetivo en una protagonista que, de manera significativa, es desplazada a los márgenes del encuadre, aislada de su entorno por la escasez de profundidad de campo. Estamos con Eve de inicio a fin, y eso trastoca nuestra percepción de un espacio asfixiante y laberíntico, vasto pero al mismo tiempo claustrofóbico. Júlia Gaitano

Programación completa del Museo Reina Sofía