(Imagende cabecera: “Adiós entusiasmo” de Vladimir Durán)

Desde el año pasado, La Casa Encendida (Madrid) lleva proponiendo sendos acercamientos tangenciales a la obra de relevantes cineastas contemporáneos. Aproximaciones centradas en la observación de la obra de directores que se han visto influidos por la poderosa mirada del “homenajeado/a”. En esta ocasión, le toca el turno a la argentina Lucrecia Martel, la directora de obras fundamentales del cine del siglo XXI, como La niña santa, La mujer sin cabeza o Zama. Así, todos los fines de semana del mes de octubre, La Casa Encendida proyectara tres óperas primas gestadas “Bajo la influencia” de Martel.

Es una selección de películas que abordan los temas recurrentes de la directora argentina (la tragedia familiar, el protagonismo femenino, el subjetivismo onírico, o el asfixiante espacio doméstico) y que reproducen su práctica del montaje de escenas a través del sonido. Cada fin de semana se podrá descubrir a un director novel que ha debutado con un drama familiar, transcurrido en un claustrofóbico espacio mágico, donde la ausencia de figuras masculinas ha legitimado un matriarcado caótico.

PROGRAMA

6 y 7 de octubre: “Nervous Translation”,de Shireen Seno (Filipinas, 2018): Una odisea sensorial por la caótica mente de Yael a través de la cultura televisiva y los sonidos tecnológicos de finales de los años ochenta. Ambientada en 1987, poco antes de la destitución del presidente Ferdinand Marcos en Filipinas, Nervous Translation captura la confusión de una niña de ocho años que se aísla de la realidad escuchando casetes de telenovelas y buscando un bolígrafo mágico anunciado por televisión. La directora construye el punto de vista subjetivo de Yael mediante jumpcuts y la repetición de los sonidos emitidos por ese mundo incomprensible a los oídos de la pequeña.

13 y 14 de octubre: “Adiós entusiasmo”, de Vladimir Durán (Argentina/Colombia, 2017): Una comedia familiar sobre la anarquía y la opresión de un matriarcado atípico, donde su reina vive encerrada en una habitación desde tiempos inmemoriales. Filmado íntegramente en cinemascope, el debut de Vladimir Durán es una película atmosférica que homenajea el teatro del absurdo. Adiós entusiasmo plantea una situación imposible –la reclusión permanente de la cabeza de familia en un dormitorio– como metáfora del desencanto y la claustrofobia contemporánea.

27 y 28 de octubre: “Familia sumergida”, de María Alché (Argentina/Brasil/Alemania/Noruega, 2018). Un viaje onírico por el proceso de luto de Marcela, protagonizado por Mercedes Morán. Marcela recibe visitas de fantasmas del pasado tras la muerte de su hermana. Las conversaciones sobrenaturales que mantenga con ellos, así como la aparición de un amigo de su hija en su vida, invocarán una reconsideración de sus roles domésticos como madre y esposa.