Cuando La doncella se estrenó en la sección oficial del Festival de Cannes del año pasado hubo varias voces en contra ante lo que consideraban una película realizada desde una mirada excesivamente masculina. Pocos meses después, cuando la cinta se pasó en el Festival de Sitges, la recepción fue casi hasta contraria: ganadora del premio del público, la última película de Park Chan-wook se defendió como una obra donde el objetivo último de la misma era una proclama anti patriarcado por parte de sus protagonistas (y, en consecuencia, por parte de su dirección). Sea como fuere, La doncella se convirtió en una de las cintas más debatidas de todo 2016, un thriller repleto de giros donde la lectura puede ser al mismo tiempo esclavizante y subversiva. Inspirada en la novela Fingersmith de Sarah Waters, Park Chan-wook traslada la acción a la Corea ocupada por Japón de los años 30. Al través del juego de clases, la cinta se convierte en una especie de remedo de Las Diabólicas donde sus mejores pasajes son aquellos que recuerdan el cruel sentido del humor de su director: desde la presencia de un pulpo monstruoso hasta un ahorcamiento fallido, La doncella cambia de tono con aplomo siempre sin olvidar que éste proviene tanto del contenido como de los mecanismos de puesta en escena. Filmin estrena esta semana la cinta en su plataforma. ER

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