Página web del D’A – Festival Internacional de Cinema D’Autor de Barcelona (21 de abril – 1 de mayo).
BRING ME THE HEAD OF TIM HORTON. Guy Maddin y Evan Johnson. 30 minutos. Canadá (2015). Sección Direccions.
Una de las mejores películas de la pasada Berlinale, Bring Me the Head of Tom Horton es la segunda colaboración de Guy Maddin con Evan Johnson. Este tándem de lujo que en 2015 presentaron en el Forum de Berlín la incomparable The Forbidden Room, regresa ahora con un trabajo que remite a Vampir Cuadecuc, la gran película de Pere Portabella. Las técnicas de alteración de sonido e imagen han mejorado desde que Pere Portabella realizó su propia interpretación del mito de Drácula, deformando el material de archivo que filmó durante el rodaje de la película setentera de Jess Franco, Conde Drácula. Maddin y Johnson parten de la misma premisa, aunque no deconstruyen un film de vampiros, sino Hyena Road, la superproducción de Paul Gross sobre la guerra de Afganistán. Según explica la voz en off de Maddin, ha sido contratado para hacer de extra en el film de Gross, y en los tiempos muertos se dedica a filmar el set del rodaje por placer. Esta breve pieza cómica combina brillantes momentos de humor con reflexiones sobre la puesta en escena de la violencia en el séptimo arte. A la postre, Maddin expresa con claridad meridiana su desprecio por esta gratuita exhibición de violencia, que él considera la base del cine bélico comercial. En palabras del autor de My Winnipeg, esta clase de películas son la antítesis de la poesía porque, queriendo mostrar la desgracia humana, la menosprecian y la falsifican vilmente.
TAKLUB. Brillante Mendoza. 97 minutos. Filipinas (2015). Con Nora Aunor, Julio Diaz, Aaron Rivera. Sección Direccions.
Estrenada en la competición Un Certain Regard de Cannes, la nueva película del filipino Brillante Mendoza (Serbis, Kinatay) pone en evidencia los desperfectos –físicos y psicológicos– que dejó el tifón Yolanda tras arrasar el país insular en 2013. La película nació como una propuesta del Gobierno Filipino, que encargó a Mendoza un documental sobre las consecuencias del cambio climático. Sin embargo, el director de Foster Child decidió cambiar de registro durante la pre-producción, substituyendo la no-ficción por una narración melodramática, el género preferido de Mendoza. Sin embargo, el viraje no se impuso por una cuestión de simple comodidad. Como indicó el cineasta en la rueda de prensa del festival: su intención era conseguir que el mensaje tras las imágenes llegara a un mayor número de personas. Aunque nos duela admitirlo, las ficciones mueven más publico que los documentales.
Taklub se presenta como un prisma doloroso en el que se entrecruzan las historias de algunos auténticos supervivientes del tifón Yolanda: un hombre (Lou Veloso) que ha perdido a toda su familia en un incendio en un campo de refugiados, o una mesera (Nora Aunor) que espera la identificación de los los cadáveres de sus hijos. Rostros del horror y la resistencia del pueblo filipino. Por desgracia, Mendoza se excede en la exhibición del drama durante gran parte del metraje. Queriendo dignificar todas y cada una de las acciones triviales que llevan a cabo los supervivientes, acaba rebajando sus desgracias a lo meramente anecdótico. En este sentido, si hubiese seguido el camino de la no-ficción, el autor hubiese dirigido una obra menos visceral pero más chocante e ilustrativa, como ocurre con el último largometraje (y primer documental) de Lav Diaz sobre el Yolanda, Storm Children – Book One.
MUCH LOVED. Nabil Ayouch. 104 minutos. Francia/Marruecos (2015). Con Loubna Abidar, Asmaa Lazrak, Halima Karaouane. Sección Transicions.
Prohibida en su país de origen debido a las conductas “inapropiadas” de sus personajes femeninos, Much Loved ha convertido a su actriz protagonista, Loubna Abidar, en víctima de humillaciones públicas y agresiones físicas en las calles de Casablanca. Esta incómoda ficción propone una reflexión sobre el sentido hipócrita de la represión sexual en una sociedad tan machista como la marroquí. Ayouch recrea el día a día de cuatro prostitutas de lujo, repudiadas por la misma sociedad que necesita que existan esos ricos extranjeros que ellas entretienen para que el país no caiga en la miseria. Más allá de la polémica política (y religiosa) que acompaña a la cinta, Much Loved es un melodrama correcto y convencional que en ningún momento cae en la provocación gratuita. A diferencia del último e impactante largometraje del también marroquí Hisham Lasri, The Sea Is Behind –que sacudió al público de la última Berlinale por su apología de la prostitución, homosexualidad, travestismo y zoofilia en una ciudad marroquí sin posible localización–, Much Loved no pretende herir a la audiencia más conservadora con sus imágenes, sino con su discurso en favor de los derechos humanos de las minorías subyugadas.
NASTY BABY. Sebastián Silva. 101 minutos. Estados Unidos/Chile (2015). Con Sebastián Silva, Tunde Adebimpe, Kristen Wiig. Sección Transicions.
Nasty Baby –ganadora del Teddy Award en la pasada edición de la Berlinale– es un retrato brillante de las contradicciones internas de esa avanzada e igualitaria sociedad norteamericana que, en teoría, superó la homofobia, el racismo o los prejuicios económicos tiempo atrás. El chileno afincado en Estados Unidos Sebastián Silva –que tras dirigir La nana se ha convertido en un autor de referencia dentro del cine indie americano– expone un conjunto de discriminaciones sociales subterráneas que cristalizan en una secreta lucha de clases a través de una falsa comedia sobre hipsters en Brooklyn. La trama de Nasty Baby arranca con una toma de decisión. Freddy (Sebastián Silva) y Mo (Tunde Adebimpe) son una pareja gay que se lanzan a tener un bebé con la ayuda de su mejor amiga Polly (Kristen Wiig). Asistimos a sus dudas éticas y pragmáticas sobre la inseminación artificial, que se incrementan o atenúan entre presentaciones en galerías de arte, barbacoas, fiestas de cumpleaños o escapadas con los amigos. No obstante, su bienestar como burgueses intelectuales se ve afectado tras la llegada al vecindario de un vagabundo loco llamado The Bishop (Reg E. Cathey). Una vez los protagonistas asimilen que no pueden seguir riéndose de este extraño peligroso (en tanto que homófobo y violento), intentarán deshacerse de él por vías legales. De este modo, Silva revela la incapacidad del hombre racional para convivir con lo no-civilizado.
MOUNTAIN. Yaelle Kayam. 83 minutos. Israel, Dinamarca (2015). Con Shani Klein, Avshalom Polak. Sección Talents.
La pasada edición del Festival de Venecia será recordada por el desbordante número de películas israelís repartidas por todo el certamen, así como la calidad de las mismas. Entre ellas destacó la turbadora ópera prima de Yaelle Kayam, Mountain, presentada en la sección Orizzonti. El debut de esta joven cineasta israelí –galardonada en la Cinéfondation de Cannes por su cortometraje anterior, Diploma– está protagonizado por una judía ortodoxa que vive en un lugar privilegiado para su credo. Zvia (Shani Klein –descubierta en Zero Motivation–), su marido Reuven (Avshalom Polak) y sus cuatro hijos pequeños son respetados por la comunidad ortodoxa de Jerusalén puesto que son los guardianes del célebre cementerio judío del Monte de los Olivos. La protagonista siempre estuvo orgullosa del propósito sagrado de su retiro. Sin embargo empieza a cuestionarse su fe y su felicidad conyugal cuando conoce a un grupo de individuos que atentan contra el Judaísmo. Estos herejes ateos son prostitutas y delincuentes que frecuentan el cementerio a medianoche. El punto flaco de Mountain es que su trama queda anquilosada tras el descubrimiento de que la protagonista desea frecuentar ambos ambientes. El film se estanca en la representación de la esfera sacra y la profana, sin llegar a clarificar los dilemas morales que perturban a la protagonista. La película prefiere no posicionarse, favoreciendo una cocción lenta que estalla en un desenlace imprevisible. Para muchos espectadores ese final justificará la espera, mientras que para el resto de la audiencia significará la ruina de la película.