Les distàncies (Las distancias), de Elena Trapé, fue la gran triunfadora de la 21ª edición del Festival de Málaga al llevarse los principales galardones del certamen: la Biznaga de Oro a la mejor película española, la Biznaga de Plata a la mejor dirección y la Biznaga de Plata a la mejor actriz para Alexandra Jiménez. El film sitúa en Alemania a un grupo de amigos que necesita realizar un viaje de cientos de kilómetros para tomar consciencia de su distanciamiento. La relación está más que rota cuando llegan a casa de Comas (Miki Esparbé) para darle una sorpresa por su 35 cumpleaños. Desde el comienzo, el comportamiento árido y egoísta de los personajes evidencia que ya todo se desmoronó hace tiempo. Olivia (Alexandra Jiménez), por ejemplo, llega a casa de Comas (Miki Esparbé) con más ganas de visitar el urinario que a su propio amigo. La hostilidad de los gestos y el poco tacto por ambas partes hacen que la mecha se consuma demasiado rápido. No se aprecia una escalada de tensión, ni una tirantez progresiva: la incomodidad es más que patente.

Comas no quiere recibir a sus “amigos”, pero tampoco se entiende por qué ellos están ahí. O más bien, por qué Guille (Isak Férriz) está ahí. Solo un motivo de guion justifica su presencia: de carácter exclusivamente agrio, su cometido es desestabilizar al resto de personajes acomodados, cobardes, que mantienen el contacto por inercia. La manera desproporcionada en que Guille desencadena cualquier confrontación hace sospechar que existe demasiada urgencia por exterminar un cuerpo visiblemente desmembrado. La película se divide en tres bloques: “viernes”, “sábado” y “domingo”, correspondientes a los días de llegada, estancia y partida. Desde la primera parte, los juicios se espetan sin titubeos y el interés queda reducido a descubrir cuáles son las rencillas del pasado. Quizá el abandono de la mesura en la puerta de embarque se justifique con la ligera enajenación que produce viajar. Del mismo modo en que los turistas hacen balconing en Torremolinos, la pandilla de Comas siente un impulso ciego hacia la autodestrucción.