Cineastas como Brian De Palma o Martin Scorsese aseguran que Las zapatillas rojas es una de sus películas favoritas y aunque la afirmación pueda resultar un tanto extraña a priori (estamos ante una película centrada en la danza), no lo es en absoluto: la obra maestra de Michael Powell y Emeric Pressburguer parte del ballet clásico pero no se puede decir que estemos simplemente ante un musical al uso. Estamos ante la explosión del technicolor de la mano de Jack Cardiff y ante dos directores en absoluto estado de gracia. La historia de la joven bailarina que ha de representar el cuento de Andersen en una metanarrativa que acaba contagiando toda la cinta, da como fruto una de las películas más fascinantes de todos los años cuarenta. Existen pocos clímax con mas fuerza que el de Las zapatillas rojas, pero es que todo el recorrido previo tiene en su puesta en escena un ritmo en el que, como ocurre a su protagonista, nos imbuimos del espíritu de lo inagotable: del no poder parar de mirar pero tampoco del cansarnos de hacerlo. Endika Rey

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