Sugerente, esquiva, extraña: la opera prima de Jazmín López juega con las expectativas de los espectadores de maneras que no parecen en principio evidentes. En cierto modo, durante buena parte de su relato, uno puede tener la sensación de estar viendo otra tangente estilística de las tantas que suman esa serie de formas y motivos que muchos han dado en llamar Nuevo Cine Argentino: adolescentes que juegan a la seducción, caminatas por los bosques, diálogos en apariencia intrascendentes y dichos sin inflexión dramática alguna, largos planos secuencia y muchos silencios. Uno puede tener la impresión de estar viendo un cóctel de elementos del cine de Lucrecia Martel, Matías Piñeiro y Celina Murga, entre otros (con una fotografía extraordinaria y unas interpretaciones bressonianas). Pero la película no es eso. El juego que plantea López hace que esa otra película que se esconde por debajo de la que creemos estar viendo salga a la luz de forma muy tangencial, a través de recursos indirectos, inesperados. Es curioso, pero Leones tiene puntos de contacto con The Cabin in the Woods de Joss Whedon, en cuanto uno cree ver algo muy distinto a lo que realmente está sucediendo. Es, en cierto modo, una versión “arty” del cine fantástico, más cerca finalmente de Andrei Tarkovsky que, digamos, de Lisandro Alonso. Diego Lerer

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