Mejor película: Zama (Lucrecia Martel, 2017). La película maldita, olvidada, rechazada e ignorada, por Cannes, y que en su inmensidad sirve para medir la descomunal ceguera del ex-festival de cine. Una relectura de genero del pasado y la ignominia colonial, un viaje surreal por lo más oscuro de nuestro pasado, que es también nuestro presente. Una obra maestra.

Mejor cortometraje: Phantasiesätze (Fantasy Sentences) (Dane Komljen, 2017).

Mejor director: Ana Mendieta, fallecida en 1985, no solo sigue viva en su casi un centenar de piezas audiovisuales, sino que demuestra una conciencia del poder transformador y político de la cámara (de Super 8, en su caso) de una potencia pocas veces vista desde entonces. 

Mejor opera prima: Ex aequo para Ouroboros (Basma Alsharif, 2017) y Antonio e Catarina (Cristina Haneș, 2017).

Mejor locura: Los perros de Admunsen (Rafael Ramírez, 2017). Un cineasta cubano que no hace documental, sino que se arriesga con el azar, la música y la poesía como guías para una muy peculiar reescritura de la ciencia-ficción. Un nombre a seguir para el futuro.

Mejor película de ciencia ficción: Aliens (Luis Lopez Carrasco, 2017), porque demuestra que nuestro presente solo puede entenderse desde la mirada alucinada.

Mejor musical: La bouche (Camilo Restrepo, 2017). Como un faro luminoso en mitad de la ignominia, el nuevo trabajo del colombiano alumbró Cannes con la potencia demoledora de su música para luchar contra el olvido y la injusticia.

Mejor colectivo: Terratreme, la productora portuguesa, ha sido la responsable de algunas películas que podrían estar repartidas por otros puntos de esta lista: A fabrica de nada (Pedro Pinho, 2017), Milla (Valerie Massadian, 2017) o Érase una vez Brasilia (Adirley Queiros, 2017). La consagración de la ética de un trabajo en colectivo.

Mejor descubrimiento tardío: The Living Need Light, The Dead Need Music (The Propeller Group, 2014). Un musical hipnótico sobre la muerte y la vida, que no son cosas distintas, al menos en este trance audiovisual.

Mejor película ignorada: Ramiro (Manuel Mozos, 2017). Genialidad de uno de los maestros más ignorados del cine portugués.

Mejor retrato de la luz y el caos: On Generation and Corruption (Makino Takashi, 2017). Si Terrence Malick fuera la mitad de valiente que Makino haría películas como el cineasta japonés, y no salvapantallas.

Mejor spin-off: La instalación Good Luck (Portraits), presentada por Ben Russell en la Muestra Otras Luces, de Pamplona, es una reivindicación de la clase obrera a través de los rostros de los mineros protagonistas de su largometraje Good Luck.

Mejor retrato del mundo digital: Armageddon 2 (Corey Hughes, 2017) + Wasteland no. 1: Ardent, Verdant (Jodie Mack, 2017).

Mejor resurrección: La telenovela errante (Raúl Ruiz, Valeria Sarmiento, 2017).

Mejor manifiesto salvaje: Cocote (Nelson Carlo de los Santos, 2017). Retomando las lecciones de los mejores maestros latinoamericanos, del Manifiesto Canibal a la porno-miseria, el cineasta dominicano ensaya un cine todavía por categorizar. Salvaje, caníbal, mestizo y desbordante.

Mejor regalo navideño: Chuck Will’s Widow (Jem Cohen, 2017), un cortometraje estrenado online el día 17 de diciembre, en la web The Paris Review.

Mejor video musical español: Ex aequo para el inquietante Te lo digo a ti, dirigido por Nacho Vigalondo para Vetusta Morla, y el dirigido por Alberto González Vázquez (Querido Antonio) para Los punsetes para su canción Tu puto grupo.

Mejor placer culpable (o no): Star Wars: Episodio VIII – Los últimos Jedi (Rian Johnson, 2017).

Peor retraso: No haber visto (todavía) Twin Peaks: The Return (David Lynch, Mark Frost, 2017).