Los odiosos ocho viene a ser una depuración total de la trayectoria de Quentin Tarantino (especialmente desde Malditos bastardos). Una película compendio donde asistimos a las inquietudes y propuestas de puesta en escena de toda su filmografía pero sin llegar a pasar por el mero resumen: Tarantino ya no es únicamente el cineasta posmoderno que se apropia del texto ajeno para darle una vuelta de tuerca propia, es también aquel que desatornilla el texto propio para pasar a clavarlo con todavía más fuerza a la pared. Tarantino es una puerta que se abre y que se cierra mil veces pero que ya no se usa tanto para entrar y salir de la sala sino simplemente para recordar que ha optado por el encierro. Los odiosos ocho es un tratado sobre las mentiras del relato, el engaño como pecado original del cineasta y la propia Historia de un país y de un cine vinculados a la violencia. Tal y como aseguraba Manu Yáñez en estas mismas páginas, “en lo nuevo de Tarantino, nadie ni nada es quién parece ser, ni siquiera la propia película, que se presenta como un film épico, con sus estampas paisajísticas, para luego encerrarse a cal y canto en una posada reconvertida en unos miserables Estados Unidos en miniatura”. Endika Rey

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