Los cineastas búlgaros Kristina Grozeva y Petar Valchanov participan en el Concorso Internazionale de Locarno con la segunda entrega de su trilogía sobre la inmoralidad humana. Tras recrear, en la aclamada La lección, un suceso real sobre una profesora de secundaria que tomó medidas desesperadas para salvar a su familia de un desahucio, los directores vuelve a poner en escena un absurdo episodio transcurrido recientemente en Bulgaria. En esta ocasión, el film está protagonizado por Tsanko Petrov (Stefan Denolyuboc), un humilde y veterano trabajador del ferrocarril que terminará sus días siendo víctima de la burocracia gubernamental y la estupidez humana. Si La lección arranca con un pequeño sacrificio monetario en favor de la ética –la docente obliga a sus alumnos a dar dinero a la chica que ha sido robada por uno de sus compañeros–, Glory comienza con un acto de honradez que desbanca los intereses económicos individualistas. El viejo Tsanko, que apenas llega a fin de mes con su mísero sueldo, encuentra una suma de dinero desorbitada que no duda en entregar a las autoridades. De la noche a la mañana, la televisión pública convierte al ciudadano de a pie en un héroe nacional. En cambio, sus compañeros de trabajo se burlan de él llamándolo ‘el mayor necio de Bulgaria’. Paralelamente, el gabinete de prensa del Ministerio de Transporte organiza un encuentro entre el ministro y el héroe, donde el primero entregará al segundo un reloj de última tecnología para felicitarle por su conducta intachable.
Durante el metraje previo a la ceremonia de premiación, film recopila todo tipo de fechorías, mentiras y demás actos egoístas que llevan a cabo los miembros del Ministerio; en especial, la jefa de comunicación y relaciones públicas, Julia Staijova, encarnada por la protagonista de La lección, Margita Gosheva. No parece casual que Gosheva interprete a la villana desalmada de Glory, dado que hay múltiples roles que se invierten de la primera a la segunda parte de la trilogía: el incorruptible trabajador del ferrocarril de Glory fue antes uno de los malhechores que quería aprovecharse de la maestra de The Lesson. Tras el acto conmemorativo, Tsanko regresa al ministerio para recuperar el reloj de pulsera que le quitaron para obsequiarle con el nuevo. Sin embargo, a su llegada, le espera una triste realidad: nadie quiere escuchar al antiguo héroe. De entrada, Glory puede resultar un retrato tópico de la lucha de clases en la Bulgaria contemporánea, donde unos villanos acaudalados aniquilan a unos honrados trabajadores. Sin embargo, el quinto trabajo de los autores de Forced Landing va un paso más allá, sirviéndose del cine social para reescribir El Castillo de Franz Kafka, lo que brinda un estallido de violencia final jamás visto en la filmografía del dúo.
Durante la segunda jornada de festival, se presentó otro candidato al Leopardo de Oro que dividió considerablemente a la crítica. El segundo largometraje del polaco Jan P. Matuszyński es un inusual biopic sobre el pintor surrealista Zdzisław Beksiński, que comprende su vida desde 1977 hasta 2005, año en que fue asesinado por el hijo del conserje de su edificio. A diferencia de la mayoría de películas de este género, The Last Family desatiende por completo la progresión del arte de Beksiński, centrándose en la exhibición de las miserias que sufrió la familia de este genio del siglo XX. A medida que avanza la trama, el pintor pierde protagonismo en su propio biopic, pues el drama es eclipsado por los intentos de suicidio de su hijo. De este modo, la presunta biografía de Beksiński deviene un melodrama tan ácido y macabro como el contenido de sus pinturas: muerte, sadismo y una profunda amargura reinando en el universo de lo grotesco.