En madre!, el cineasta neoyorquino juega al despiste con el espectador: lo que empieza como un drama matrimonial deviene un thriller de home invasion, para luego precipitarse por una peripecia apocalíptica y esquizoide que tiene algún punto en común con el desquiciamiento de El club de la lucha. He aquí una película que nunca deja de girar, con pulso terrorífico y surrealista, en torno a una situación poderosamente arquetípica: la mujer embarazada y neurótica que no acepta ser el segundo plato de un marido dominado por el narcisismo del artista/creador. Ideas que se hilvanan a través de sendos homenajes a La semilla del diablo y El resplandor, incrustados en un trabajo formal que explora la subjetividad trastornada del personaje de Lawrence. Como ocurría en Cisne negro, uno tiene la impresión de que Aronofsky aspira a conquistar un territorio de vigor plástico y transgresión narrativa propios de la obra de Brian De Palma. El problema es que el psicologismo de baratillo y la parafernalia digital de Aronofsky no pueden competir con la luminosa autorreflexividad de De Palma. Mientras De Palma juega con Hitchcock, Aronofsky maneja una versión de bolsillo de la Biblia. Manu Yáñez

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