Tras la adaptación de Mucho ruido y pocas nueces dirigida por Kenneth Branagh, declarado admirador del dramaturgo inglés, llegaba esta inesperada versión de Joss Whedon, el responsable de Serenity o Marvel: los Vengadores. El cineasta estadounidense se recluyó durante doce días en su propia casa de California, contando con un reparto repleto de caras familiares de sus anteriores películas y series. La adaptación de Whedon de la comedia de William Shakespeare se establece como un claro ejercicio de anacronía, al tomar el texto original y ponerlo literalmente en boca de personajes situados en la actualidad, enmarcados por la iluminada mansión. El resultado: imágenes en blanco y negro que acompañan la comedia de enredo amoroso original. Mientras los demás personajes hacen y deshacen, se enamoran y enemistan, Beatriz (Amy Acker) y Benedicto (Alexis Denisof) se ladran inteligentes líneas tintadas de resentimiento, camuflando a su vez su mutuo deseo. Una vez más, Joss Whedon demuestra que es más que capaz de proveer entretenimiento de calidad, esta vez respaldado por el dramaturgo más célebre de la historia. Júlia Gaitano

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