Al casarse, Julita Salmerón expresó tres deseos: tener muchos hijos, adquirir un mono y vivir en un castillo. Este documental, filmado por su hijo, el también actor Gustavo Salmerón (Mensaka, Asfalto), es la historia de cómo lo consiguió. El film se sostiene, en gran parte, gracias al carisma de la peculiar Julia, ahora una anciana, que realiza un viaje por los recuerdos de su vida gracias a la perseverancia de Gustavo. Este la “persigue” con la cámara, con una mirada siempre tierna, sensible, respetuosa. Muchos hijos, un mono y un castillo es la crónica de una excéntrica familia, pero es también un retrato de una cierta España, a lo largo de los 80 años de historia del país que Julita ha vivido, desde la Guerra Civil Española hasta el presente. Casi sin darte cuenta, quedas totalmente prendado del sentido del humor de esta matriarca tan española, que revisa y comenta el inventario infinito de posesiones que ha ido acumulando a lo largo de la vida, sin dejar de lado los eventos más infortunados. Uno de los gags más hilarantes y recurrentes de la película es la actitud totalmente descreída de Julita hacia el trabajo que está realizando su hijo al documentar esta historia, insistiendo repetidamente a cámara (un poco à la Woody Allen) en el poco interés que puede tener un filme así para nadie que no pertenezca a la familia. Y tendría toda la razón si no fuera porque, tras 90 minutos de metraje, el espectador acaba sintiéndose uno más del clan Salmerón. Júlia Gaitano
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