Pese al salto a una escala mayor y a una narrativa coral, Pájaros de verano puede verse como una prolongación de algunas de las preocupaciones que se manifestaban en El abrazo de la serpiente, el anterior trabajo del colombiano Ciro Guerra, que cuenta para su nuevo film con la codirección de Cristina Gallego, productora de sus obras precedentes. Continúa el interés por los peligros del encuentro entre las culturas indígenas de Latinoamérica y el mundo occidental; pervive la atención a los rituales que definen la tradición de estos pueblos indígenas. En este caso, Guerra y Gallego vuelven a recurrir a la Historia colombiana, se centran en el periodo que va de 1960 hasta 1980, y que en gran medida puede verse como la fase embrionaria del universo que ha romantizado la serie Narcos. Aquí los protagonistas son miembros de las comunidades indígenas Wayuu y Alijunas, que se verán arrastrados a adaptar su modo de vida, marcado por el pequeño comercio, a la avaricia capitalista, encarnada en las formas más salvajes del narcotráfico. Manu Yáñez

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