Júlia Gaitano (D’A Film Festival Barcelona)

El cine puede desplegarse a modo de memento mori, un recordatorio de nuestra finitud y del paso del tiempo. También puede trazar y reivindicar un impulsivo carpe diem. O puede, como Lluís de Sola propone en Los campos magnéticos, construir un estado ad infinitum, dibujar una especie de limbo onírico y ficcionado donde poder existir para siempre. Para el cineasta barcelonés, ese espacio entre imágenes y realidades pasa por un fondo negro y un diálogo intermitente. En él, conocemos que la forma que toma dicho limbo es, curiosamente, la de un cine. De Sola construye ese lugar para poder conversar con María, la dependienta del videoclub que frecuentaba en su infancia, por quien confiesa haberse sentido totalmente deslumbrado. Un día, sin previo aviso, María desapareció. Eso fue en 1994, cuando el director tenía 13 años. Años más tarde, llegó el descubrimiento de un posible vínculo de María con los terribles incendios forestales que acecharon Catalunya aquel verano, concretamente, los que afectaron Montserrat. Pasados los años, el cineasta seguía preguntándose sobre la identidad de aquella chica, sus inquietudes, sus ocupaciones, esos últimos días.

Los campos magnéticos propone una formulación libre de lo que podría haber sido. Una hipótesis adulta y hermética de aquello que los ojos preadolescentes del cineasta habían observado en la reservada figura al otro lado del mostrador. Un ejercicio a la vez memorístico e ilusorio que deviene un verdadero “one woman show”, con una magnética María García Vera a cargo del fascinante soliloquio callado. Las montañas ejercen en la protagonista un influjo digno de Picnic at Hanging Rock, un halo fantástico que se abre paso en un día a día destinado a la fatalidad. Y, presente a lo largo de toda la pieza, la inefable cualidad hipnótica del fuego, que hace acto de presencia a través de abstractas y texturizadas estampas.

Por su parte, Javier Cástor Moreno, Claudia Negro, Lucía Touceda y Raúl Vallejo, codirectores de Los pilares, se decantan por el memento mori, si bien por uno que pasa, primero, por la celebración de la vida. Concretamente, de la vida de Antonio García Zarandieta, a la que accedemos a través de unos registros en Super8 filmados a mediados de los años 80. Empujado al fuera de campo por su condición de “filmador”, Antonio pone en plano a su familia y su finca, a la cual el film debe su título. A medida que van pasando los años (y pasan muchos, pues el montaje de los jóvenes realizadores incluye metraje hasta la actualidad), tanto la familia como la finca experimentan una transformación permanente. Fiel a la noción del transcurso del tiempo, en Los pilares se inscribe una reflexión acerca de lo que significa ser testimonio del inevitable decaimiento, del cual acaba participando el propio cámara/narrador, Antonio. Muy sugerente trabajo de found footage, esta pieza es el Trabajo de Final de Grado de cuatro alumnos de la ECAM, tutorizado por reconocidos nombres del documental de creación y cine experimental como Sergio Oksman o Andrés Duque.

También de un ámbito universitario –en este caso desde el Máster en Documental de Creación de la UPF– nos llega la propuesta de Marina Lameiro, quién aporta, en su película Young and Beautiful, la nota más energética de la selección. Lameiro filma a cuatro figuras de su entorno bajo el sentir de la melancólica canción de Lana Del Rey que da título a la película, y que ahondaba en la fugacidad de la juventud y la belleza. Todos los “personajes” comparten un cierto pavor al echar la vista hacia el futuro, con la certeza de que el pasado (reciente) de juventud y fiesta empieza a alejarse irremediablemente. Interesada en retratar la precariedad, el desencanto existencial y la incertidumbre generacional, Lameiro mantiene la película a flote, en términos emocionales, gracias a la verdad que emana de las imágenes y de sus protagonistas. La cineasta observa desde la distancia justa, sin intentar quedar fuera del foco de atención pero sabiendo cuándo retirarse y dejar campo libre a sus amigos que, con un carisma arrollador, dan cuenta de sus realidades. Diana Toucedo, docente del Máster, se encarga del montaje de Young and Beautiful que, en sintonía con el trabajo de fotografía de Lameiro, respeta los distintos tempos de los protagonistas. Y es que el futuro genera miedos, sí, pero se encara con fe, un optimismo que surge con sinceridad y sin afectación, contagiando al espectador.