Una informal reunión de varias parejas de amigos en el trascurso de un singular eclipse lunar. Encerrados, como los protagonistas de El ángel exterminador de Buñuel, en un comedor (y su terraza anexa, que comunica con el distante paisaje nocturno de la ciudad). Lo que empieza como una inocente cena se transfigura en una verdadera pesadilla, al más puro estilo Álex de la Iglesia, pero matizado con un naturalismo que instiga la incomodidad del espectador. La puesta en escena saca el máximo provecho del espacio único, mientras los actores encuentran su lujar específico en la representación: Eduard Fernández cumple con el estoicismo y equidistancia de su personaje; un histriónica Juana Acosta enerva el tono del film; y Pepón Nieto intenta atemperar el caos desde la exasperación. El conflicto germina gracias a una dinámica de juego que pone en crisis la intimidad de los personajes, desenmascarando los más oscuros secretos de cada uno, y amenazando la (ya de por sí) frágil convivencia. Este “remake” de la comedia italiana de Paolo Genovese Perfetti Sconosciuti es un entretenido y desgarrado relato coral sobre la desintegración de las relaciones humanas. Júlia Gaitano

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