En su crescendo dramático, apuntalado en la obsesión del protagonista por encontrar a su hija y al culpable de su desaparición, Pororoca recuerda en parte a otros thrillers recientes como Prisioneros o Big Bad Wolves pero, a diferencia de estos, muestra mayor interés por la deserción de las expectativas narrativas que por la idea de cerrar unívocamente el relato. Si en el plano secuencia inaugural la cámara se limita a acompañar a un padre que pierde a la hija, en un plano secuencia de clausura, la cámara ya persigue; en ninguno de los dos se muestra capaz de adelantar los movimientos del protagonista pero la urgencia ya es distinta. Entendemos que lo que al comienzo era una cámara que escoltaba, ahora es ya una que estorba. En el tortuoso tránsito dramático que perfila el film, Popescu construye una escalada de desesperación que nunca subraya el dolor sino el progresivo deterioro de la esperanza. Pororoca dura 150 precisos minutos en los que la investigación como tal tiene mucha menos importancia de la que a priori se podría haber imaginado. Lo que interesa al director de Principles of life no es solucionar la desaparición sino descubrir otro misterio, aquel que lleva a un hombre a convertirse en el otro, mutando frente a nuestros ojos y frente a la cámara. Endika Rey

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