Post Tenebras Lux es un film con un aura innegable, omnipresente. Las líneas narrativas se enmarañan y desaparecen a su alrededor, de forma algo incoherente, pero eso no hace más que resaltar el peso de la subjetividad de la propuesta, la posibilidad de una lectura libre, personal y perturbadora. Se trata de un retrato del México rural, con implicaciones de clase incluidas (la familia acomodada, los trabajadores), pero también es una deconstrucción de la mirada adulta, un anhelo de la inocente visión de los infantes (los niños recurrentes, hijos del propio Reygadas), así como del ascenso de un infierno sobrecogedoramente terrenal a la casa “protagonista”, con la visita de un carnero bípedo dibujado en luz roja. A priori, ingredientes de un cóctel inconexo, todo tratado a un mismo nivel, que acaban configurando la particular mirada de Reygadas: “Sentí la necesidad de transformar lo que veía con mis propios ojos”, explicaba en la rueda de prensa de Cannes 2012, donde proyectó la película. El mexicano presentaba su último film, Nuestro tiempo, en la sección oficial de la 75ª edición del Festival de Venecia. Júlia Gaitano

Ver Post Tenebras Lux en FILMIN