A partir de una novela de Francis Beeding, el inmenso guionista Ben Hecht sirvió a Alfred Hitchcock una historia que parecía concebida para encajara a la perfección con las obsesiones que en ese momento rondaban por la cabeza del maestro inglés. Asentado de una forma definitiva en Estados Unidos y ya consolidado como un director importante y rentable para los grandes estudios –aunque todavía lejos del título de autor al que le postularían, con muy buen ojo, los jóvenes franceses en la década posterior–, ‘Hitch’ llevó la historia de dos psicoanalistas a su terreno: al de los sueños y la ensoñación cinematográfica. Queda para los libros la colaboración con Salvador Dalí que alumbró con sus decorados las historias oníricas, y también quedan las ganas de haber comprobado el resultado de una colaboración más intensa entre los dos genios. La conexión puntual entre pintor y cineasta dio lugar a una suerte de secuencia experimental que justificaría por sí sola toda la película. Lo mejor es que Recuerda –con unos inmensos Ingrid Bergman y Gregory Peck y sus inmensos pliegues y rupturas– deja la participación del artista casi al nivel de anécdota. Fernando Bernal

Programación completa de la sala Phenomena