Diego Batlle (Málaga)

Todos sabíamos que Israel Adrián Caetano era un notable director. Allí están para demostrarlo desde Pizza, birra, faso y Bolivia hasta Un oso rojo y Crónica de una fuga. Sin embargo, tras las polémicas por un documental sobre Néstor Kirchner y el fracaso (en todos los sentidos) de Mala, el más argentino de los realizadores uruguayos entró en una suerte de nebulosa artística. Por suerte, con El otro hermano, libre transposición de la novela Bajo este sol tremendo, de Carlos Busqued, Caetano recupera su mejor versión, vuelve ese “animal” de cine que ama y subvierte los géneros clásicos, que sabe cómo narrar con una potencia y una expresividad poco habitual en el cine latinoamericano.

Entre el thriller, el drama pueblerino, el western moderno y explosiones macabras cercanas al gore, El otro hermano remite casi de forma inevitable a Un oso rojo. Sin embargo, mientras aquel film de hace ¡15 años! con Julio Chávez y Soledad Villamil encontraba ciertos resquicios emocionales (la relación padre-hija, por ejemplo), en su nueva película Caetano no da aire, su universo es casi irrespirable, con una dureza, un pesimismo y una sordidez que resultan desgarradores.

Cetarti (Daniel Hendler) es un tipo gris que acaba de perder su puesto como empleado público. Llega al pueblo chaqueño de Lapachito para reconocer en la morgue los irreconocibles cadáveres de su madre y su hermano, quienes han sido brutalmente asesinados. Con una frialdad pasmosa (no tenía ninguna conexión afectiva con ambos familiares desde hacía mucho tiempo) se somete a la rutina con el único objetivo de cobrar un seguro de vida y conseguir el dinero suficiente para seguir viaje a Brasil.

La única posibilidad que tiene para hacerse con el dinero en tiempo y forma es asociarse con Duarte (un afeado y convincente malvado a cargo de Leonardo Sbaraglia), un hombre de triste pasado en tiempos de dictadura que parece manejar todos los hilos del pueblo y además se dedica a realizar secuestros. Ellos cobran el dinero, pero, claro, las cosas no serán tan fáciles para ese perfecto antihéroe que es Certarti en un ámbito que con cada nuevo plano resulta más degradado y ominoso.

La relación de manipulación entre el avasallante Duarte y el en apariencia sumiso Certarti es el eje del relado, pero Caetano construye varios personajes secundarios con no poco despliegue como “el otro hermano” que interpreta Alian Devetac (la revelación de La tercera orilla, de Celina Murga), Pablo Cedrón, Alejandra Fletchner, Erasmo Olivera y la española Ángela Molina.

Caetano firma sus películas con “encuadre y dirección” y lo que en principio parece un esnobismo en su caso es una suerte de reivindicación del lugar y el valor del realizador como narrador. No todos saben poner la cámara en el lugar justo y conseguir un relato con tanta fluidez y contundencia como Caetano, aquí ayudado por el notable director de fotografía Julián Apezteguía. En definitiva, estamos ante ese regreso con gloria que tanto esperábamos.