Júlia Gaitano (Festival de Sitges)

3 from Hell, la nueva película de Rob Zombie, era sin duda una de las obras más anheladas por el público de la 52ª edición del Sitges – Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya. En ella, el director de The Lords of Salem recupera a los miembros supervivientes de la infame familia Firefly, protagonista de La casa de los 1000 cadáveres y Los renegados del diablo. En el desenlace de esta última –una secuencia visceral y excesiva planteada como una no-huida hacia adelante– el destino del trío protagonista se perfilaba como un viaje definitivo y sin retorno al infierno. Sin embargo, más de una década después, descubrimos que aquella estampa fatalista también podía ser una imagen germinal. De hecho, es la que inaugura la tercera entrega de la saga Firefly.

El tiempo no solo ha transcurrido fuera la pantalla, sino que también lo ha hecho para los personajes: el Capitán Spaulding (encarnado por el recientemente fallecido Sid Haig), Otis Driftwood (Bill Moseley) y ‘Baby’ Firefly (Sheri Moon Zombie), que inician el film enfrentándose a penas de muerte por los crímenes cometidos. En este tramo inicial, los sucesos son recapitulados en un formato muy reconocible, el de noticiario, medio teñido del sensacionalismo de ciertos programas de true crime. Sobre este marco estilístico, Zombie va introduciendo su propio léxico audiovisual, plagado de ralentizados e imágenes congeladas, un despliegue esteticista que puede verse como una relectura hiperbólica de la exaltación mediática contemporánea –una actualización de la disección crítica que propuso Oliver Stone en su esencial Asesinos natos–. Así, el director, músico y escritor norteamericano se permite lanzar más de un dardo envenenado contra la tendenciosidad y morbosidad con la que los medios abordan la criminalidad más salvaje (resulta inevitable percibir ciertas resonancias del caso Manson). En todo caso, a Zombie no le interesa plantear un discurso distanciado, sosegado, meditativo. Su camino es el del ajusticiamiento visceral, lo que le lleva a poner a la sociedad frente al espejo, revelando el modo irracional en que se idolatra a los iconos del Mal. El resultado final es un provocador festín de amoralidad, donde, siguiendo las enseñanzas de cineastas nihilistas como Sam Peckinpah o Shinja Tsukamoto, se invita al espectador a vibrar con el desacatamiento a la autoridad, a rechazar toda corrección y a entregarse al macabro espectáculo que ofrecen los dementes protagonistas.

3 From Hell se estructura a partir de la confluencia de una serie de subgéneros del terror y el thriller marcado aliento de serie B setentera; para testimoniarlo, ahí están las secuencias musicales al son de Iron Butterfly o Suzi Quatro. Después de que la justicia se apunte un tanto llevándose al Capitán Spaulding, los Firefly se recomponen como trío gracias a la aparición del hermanastro de Otis y ‘Baby’, Foxy (Richard Brake), protagonista de una tensísima home invasion a la casa del fachoso alcaide (Jeff Daniel Phillips) de la prisión que alberga a sus familiares. Más adelante, el film se asienta en los códigos del mexploitation, trasladando a sus personajes hasta un pintoresco pueblucho mexicano que acogerá la performática visión de la violencia que caracteriza el cine de Zombie. Una mención especial para el personaje interpretado por Sheri Moon Zombie, que reclama, en esta (por el momento, según el propio director) última entrega de las andaduras de los Firefly, una autonomía y un protagonismo inéditos. El cuerpo de ‘Baby’, ya el de una mujer madura, deviene el contenedor del mismo tipo de sensualidad que exhibía 15 años atrás, mientras que su debilidad por el ensañamiento criminal lleva la noción del empoderamiento femenino a un territorio ligera y fascinantemente problemático.

3 from Hell no decepciona al presentar una muy plausible hipótesis de las andaduras de los Firefly: la mejor posibilidad para el peor de los gustos. Aquellos ya seducidos por el abominable y lacerante imaginario de Zombie, gozarán con la espectacularidad y con la violencia gratuita de esta icónica saga convertida ahora en trilogía de culto instantáneo.