The Assassin se presenta como la luminosa respuesta a un gran interrogante cinéfilo. ¿Cómo podría uno de los cineastas más austeros del mundo (Hou Hsiao-hsien) aproximarse a uno de los géneros cinematográficos más exuberantes del Planeta Cine (el wukia)? Vista la incontestable obra maestra que es The Assassin, la respuesta no podía ser más sugerente y menos definitiva: Hou ha creado el wuxia más realista de la historia, pero The Assassin es sin duda la película más fantástica del director de City of Sadness y Millenium Mambo. Como es norma en el cine de Hou, la Historia y la socio-política se inscriben en el ámbito de lo personal a través de rituales cotidianos: peinarse, vestirse con aparatosos ropajes, comer, bailar, tomar un baño tonificante… Quehaceres que enmarcan un patrón temático dominado por alianzas, fidelidades y traiciones, elementos centrales del imaginario del wuxia. Y, claro, después están los duelos de espadachines voladores. Hou lleva al extremo la claridad elíptica de unas luchas que en ocasiones parecen desarrollarse en el lapso de tiempo de un parpadeo. Los combates son puro extrañamiento cinematográfico. Cuando uno intuye que el plano general será el tipo de encuadre preferencial, llega un plano cercano que altera la visión y aviva la acción. Algunas tomas parecen realizadas con teleobjetivo, otras se sitúan en el límite lírico de lo explicable. Bañada en una hiperrealidad abrasadora, The Assassin se erige en una película infinita que solo podría haber dirigido un maestro rabiosa y testarudamente personal como Hou Hsiao-hsien. Manu Yáñez

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